Damien intentaba aparentar serenidad, pero por dentro su mente se encontraba agitada. Veía de reojo cada cinco minutos a Dereck junto a Ewan con Mía en brazos, inconsciente y sin señales de que iba a despertar. De copiloto lo acompañaba Anton, pues no pretendía meterse en la casa del lobo solo como la vez anterior.La tensión en ese auto era tan densa que un cuchillo podía haberla atravesado con facilidad. El paisaje se había convertido en una mancha borrosa, a Damien no le importó acelerar excediendo el límite de velocidad, aunque no estaba del todo seguro qué se suponía que iban a hacer en la cabaña de Dereck.Finalmente llegaron al lugar, los cuatro chicos se bajaron, Dereck llevaba a la chica en sus brazos, entró en la cabaña y la recostó con delicadeza sobre la cama tersa donde muy ocasionalmente dormía.—¿Qué es lo que le sucede? ¿Qué le hiciste? —reclamó Damien acusando directamente a Dereck.—Yo no le he hecho absolutamente nada, ella se desplomó en el campo —se defendió.—Alg
El tiempo funcionaba diferente en ese lugar místico en el que se encontraba. Mía no tenía idea, pero ella había sido una de las pocas afortunadas en conocer a la diosa luna en persona. La diosa era caprichosa, no solía aparecérsele a sus criaturas, esas que había ayudado a crear con la ayuda de la primera bruja elemental, Isadora, quien también se había convertido en la condena para los lobos. Sin embargo, había ciertos momentos en los que, muy a pesar de mantenerse al margen, debía intervenir; como ahora. —¿Qué quieres decir con eso? Entonces, ¿realmente soy la Mate de ambos? —cuestionó Mía sin poder creérselo, en su mente, seguía soñando. —En realidad, Ambos son partes opuestas de una sola alma, por eso eres la Mate de ambos, porque en realidad, solo son uno. Mía frunció el ceño, todo eso le parecía muy complicado de entender. La diosa se echó a reír y la invitó a caminar con ella por el palacio plateado. —Para que lo entiendas debes conocer el pasado y la leyenda de los hombre
El tiempo corría en su contra, Mía no se quedaría para siempre en ese estado de sueño, pues los temblores de su cuerpo y la sangre que escapaba de su nariz sin que pudiesen hacer nada, les dejaba muy claro que debían tomar una decisión.Dereck era el más reticente a hacerlo, y es que ¿cómo podría tolerar que el lobo que ha sido su enemigo declarado desde que puso un pie en ese lugar, ahora tenía que marcar a su destinada? La sola idea de pensar que le ponía las manos encima le revolvía el estómago; la furia lo dominaba y solo deseaba matar a Damien para que no se atreviera a ponerle ni un solo dedo encima.—No, no. ¿Estás seguro de que lo que dices es correcto? —cuestionó Dereck al lobo híbrido que lo miraba.—No estoy seguro de nada, pero hay algo muy extraño en todo esto, en ustedes, ¿acaso no pueden sentirlo? Es como si fuesen… gemelos, hermanos, no lo sé —especuló con el ceño fruncido.Damien miró a Dereck con desconfianza y un poco de sorna.—Lo único que tengo en común con este
Cuando Mía abrió los ojos, pensó que estaba en un sueño. Uno donde sus dos hombres la miraban con adoración y por primera vez no parecían empecinados en matarse el uno al otro. Recordaba con detalle el encuentro que había tenido con la diosa luna, y todo lo que le había contado, pero sintió que no hacía falta explicarles nada, pues de alguna forma ellos ya parecían saberlo todo. Damien le sostenía la mano con anhelo, su corazón latía a toda velocidad mientras sus miradas se encontraban con intensidad. Mía sabía lo que tenía que hacer, pero todavía tenía miedo de herir a Dereck de cierta manera. En lugar de decir algo en ese momento, prefirió levantarse de la cama. La diosa le había recordado la urgencia de unirse a Damien, pero no pensó que pasase nada si lo demoraba un poco más. —Ten cuidado —le pidió Dereck. —¿Qué sucedió? —Te desmayaste, estuviste dos días sin despertar. —¡¿Dos días?! —Exclamó sin poder creerlo. Su corazón latió acelerado, pues para ella solo habían pasado alg
Los días en el campus de la universidad parecían transcurrir con normalidad para la mayoría de los estudiantes, sin embargo, ni siquiera para los humanos, que casi siempre eran indiferentes a la red sobrenatural que se tejía en las sombras; pasó desapercibida la relación tan inusual entre Damien, Mía y Dereck.De un momento para el otro, los tres andaban juntos a todas partes, excepto cuando alguno tenía alguna clase donde el otro no estaba, pero la mayoría del tiempo estaban juntos. Se sentaban juntos, comían juntos.Mía se reía mientras ellos le contaban alguna historia que en realidad no era tan graciosa, sin embargo, la castaña estaba en las nubes.Incluso Cassandra y Ambrose la observaron con extrañeza y un poco de envidia mezclado con admiración. ¿Cómo era posible que la nerd de la facultad de literatura e idiomas de pronto tenía a los dos chicos más sexys del campus a sus pies?Todos querían saber qué era lo que ocurría entre ellos, y las especulaciones no cesaban, en especial
A pesar de la máscara de determinación que Mía intentaba proyectar, en su interior, la vulnerabilidad la envolvía como una sombra persistente. Aunque la felicidad bullía en su corazón por la conexión única que compartía con Dereck y Damien, una sensación de fragilidad la atenazaba. Jamás había imaginado verse envuelta en una relación tan peculiar, pero no podía negar que la aceptación de ambos lazos le proporcionaba una extraña tranquilidad. Sin embargo, esa paz se veía amenazada por los murmullos críticos y despectivos que rodeaban su mundo. Cada palabra cargada de juicio se clavaba en su piel, creando fisuras en su confianza. Mía intentaba mantener la cabeza en alto, pero los cuchicheos desagradables pesaban más de lo que admitía. Lo que más la perturbaba no eran las críticas ocultas tras risas disimuladas, sino la confrontación con Pablo, un miembro de la manada que había resultado ser más una piedra en el camino que un aliado. Desde que supo que compartiría el mismo espacio con é
El final del segundo ciclo universitario había llegado, y con ello, el final del invierno y el principio de la primavera. Aunque eso en Oakwood Lane solo significaba un poco menos de frío, pues el clima en la zona siempre era bastante húmedo y nublado.Sin embargo, el inicio de las vacaciones de primavera tenía emocionados a los estudiantes, en especial porque antes de irse, los miembros de la fraternidad Omega Sigma Pi organizaban la fiesta más grande de medio año.Además, se jugaba el último partido de la temporada contra la universidad vecina y rival, la gente de la Bush University que quedaba al sur del país.Con todos los ánimos por las nubes, los cuchicheos y rumores sobre Mía y su relación de tres pasaron a segundo plano, aunque, todavía había una chica que no podía pasarlo por alto y esa era Ginger.La pelirroja ya llevaba unos siete meses de embarazo y una panza enorme que no la dejaba caminar tan bien y le había hecho perder la silueta de sirena que siempre había tenido.El
La noche que había comenzado como un sueño idílico ahora se retorcía en una pesadilla de proporciones apocalípticas. Damien y Dereck, en un intento desesperado por seguirle el paso a Mía, se dieron cuenta de que incluso para lobos normales, ella era demasiado veloz. La angustia creció en ellos, no solo por la posibilidad de que Mía cometiera algún acto irreversible, sino también por una inquietante sensación de que algo más oscuro estaba en juego en el ambiente.Cada uno, por su lado, sintió la urgencia de llegar al origen de la perturbación. Cuando finalmente alcanzaron el claro, la realidad les golpeó con fuerza. El aire estaba impregnado con múltiples aromas, entre ellos el fresco rastro de Mía, pero ella no se encontraba allí.El claro reveló una escena desconcertante: una carpa amarilla solitaria iluminada por la tenue luz de una linterna eléctrica. El temor se apoderó de ellos mientras consideraban la posibilidad de que Mía, en su frenesí lobuno, hubiera atacado al humano.Las s