Aparentemente el campus de la universidad había regresado a la normalidad. Damien consiguió que los jugadores que ahora pertenecían a su manada regresaran, aunque ninguno se atrevía a hablar de lo que sucedió esa noche.Había sido Gale quien, en su frenesí de la primera luna llena; mordió a Mía condenándola a un destino sobrenatural.Sobra decir que Damien estuvo a punto de matarlo después, e incluso Dereck le volvió a romper algunos huesos como castigo; aunque estos sanaron mucho más rápido que cuando era un humano.Después de todo ese caos, las relaciones entre ellos estaban realmente tensas, sin embargo, los tres lobos que le habían jurado su fidelidad lo seguían como parte de su manada. Damien ni siquiera era consciente de que esa noche estuvo a punto de convertirse en un Alfa, sin necesidad de robarle el poder a Dereck; pero él seguía tan empecinado en que su destino era arrebatarle el poder, que no tenía idea del suyo propio.Mientras todos dormían, Damien se reunió con sus nuev
Poco a poco, Dereck había logrado ganarse la confianza de Mía otra vez. Aun así, ella decidió mantener cierta distancia porque seguía sintiéndose confundida. Le dolía demasiado su separación con Damien, y a pesar de que ahora entendía el por qué se sentía como se sentía; no hacía que las cosas fuesen mejores.Para empeorar las cosas, sus dolores de cabeza se habían intensificado más. Ahora sangraba a cada momento y sin que pudiera controlarlo o hacer algo al respecto. Todo lo que podía era evitar que alguien más se diera cuenta de lo que ocurría. El temor de que algo malo estuviese pasando con su transformación era como una sombra que la acechaba de forma constante, pero no quería decirle nada a ninguno de los dos.Ese día se encontraba en medio de la clase de español. Escribía muy concentrada en su cuaderno los apuntes que la profesora dictaba. Todo parecía ir bien, hasta que, de la nada, una gota de sangre muy oscura aterrizó en las hojas del cuaderno.Mía se quedó pasmada observand
Damien intentaba aparentar serenidad, pero por dentro su mente se encontraba agitada. Veía de reojo cada cinco minutos a Dereck junto a Ewan con Mía en brazos, inconsciente y sin señales de que iba a despertar. De copiloto lo acompañaba Anton, pues no pretendía meterse en la casa del lobo solo como la vez anterior.La tensión en ese auto era tan densa que un cuchillo podía haberla atravesado con facilidad. El paisaje se había convertido en una mancha borrosa, a Damien no le importó acelerar excediendo el límite de velocidad, aunque no estaba del todo seguro qué se suponía que iban a hacer en la cabaña de Dereck.Finalmente llegaron al lugar, los cuatro chicos se bajaron, Dereck llevaba a la chica en sus brazos, entró en la cabaña y la recostó con delicadeza sobre la cama tersa donde muy ocasionalmente dormía.—¿Qué es lo que le sucede? ¿Qué le hiciste? —reclamó Damien acusando directamente a Dereck.—Yo no le he hecho absolutamente nada, ella se desplomó en el campo —se defendió.—Alg
El tiempo funcionaba diferente en ese lugar místico en el que se encontraba. Mía no tenía idea, pero ella había sido una de las pocas afortunadas en conocer a la diosa luna en persona. La diosa era caprichosa, no solía aparecérsele a sus criaturas, esas que había ayudado a crear con la ayuda de la primera bruja elemental, Isadora, quien también se había convertido en la condena para los lobos. Sin embargo, había ciertos momentos en los que, muy a pesar de mantenerse al margen, debía intervenir; como ahora. —¿Qué quieres decir con eso? Entonces, ¿realmente soy la Mate de ambos? —cuestionó Mía sin poder creérselo, en su mente, seguía soñando. —En realidad, Ambos son partes opuestas de una sola alma, por eso eres la Mate de ambos, porque en realidad, solo son uno. Mía frunció el ceño, todo eso le parecía muy complicado de entender. La diosa se echó a reír y la invitó a caminar con ella por el palacio plateado. —Para que lo entiendas debes conocer el pasado y la leyenda de los hombre
El tiempo corría en su contra, Mía no se quedaría para siempre en ese estado de sueño, pues los temblores de su cuerpo y la sangre que escapaba de su nariz sin que pudiesen hacer nada, les dejaba muy claro que debían tomar una decisión.Dereck era el más reticente a hacerlo, y es que ¿cómo podría tolerar que el lobo que ha sido su enemigo declarado desde que puso un pie en ese lugar, ahora tenía que marcar a su destinada? La sola idea de pensar que le ponía las manos encima le revolvía el estómago; la furia lo dominaba y solo deseaba matar a Damien para que no se atreviera a ponerle ni un solo dedo encima.—No, no. ¿Estás seguro de que lo que dices es correcto? —cuestionó Dereck al lobo híbrido que lo miraba.—No estoy seguro de nada, pero hay algo muy extraño en todo esto, en ustedes, ¿acaso no pueden sentirlo? Es como si fuesen… gemelos, hermanos, no lo sé —especuló con el ceño fruncido.Damien miró a Dereck con desconfianza y un poco de sorna.—Lo único que tengo en común con este
Cuando Mía abrió los ojos, pensó que estaba en un sueño. Uno donde sus dos hombres la miraban con adoración y por primera vez no parecían empecinados en matarse el uno al otro. Recordaba con detalle el encuentro que había tenido con la diosa luna, y todo lo que le había contado, pero sintió que no hacía falta explicarles nada, pues de alguna forma ellos ya parecían saberlo todo. Damien le sostenía la mano con anhelo, su corazón latía a toda velocidad mientras sus miradas se encontraban con intensidad. Mía sabía lo que tenía que hacer, pero todavía tenía miedo de herir a Dereck de cierta manera. En lugar de decir algo en ese momento, prefirió levantarse de la cama. La diosa le había recordado la urgencia de unirse a Damien, pero no pensó que pasase nada si lo demoraba un poco más. —Ten cuidado —le pidió Dereck. —¿Qué sucedió? —Te desmayaste, estuviste dos días sin despertar. —¡¿Dos días?! —Exclamó sin poder creerlo. Su corazón latió acelerado, pues para ella solo habían pasado alg
Los días en el campus de la universidad parecían transcurrir con normalidad para la mayoría de los estudiantes, sin embargo, ni siquiera para los humanos, que casi siempre eran indiferentes a la red sobrenatural que se tejía en las sombras; pasó desapercibida la relación tan inusual entre Damien, Mía y Dereck.De un momento para el otro, los tres andaban juntos a todas partes, excepto cuando alguno tenía alguna clase donde el otro no estaba, pero la mayoría del tiempo estaban juntos. Se sentaban juntos, comían juntos.Mía se reía mientras ellos le contaban alguna historia que en realidad no era tan graciosa, sin embargo, la castaña estaba en las nubes.Incluso Cassandra y Ambrose la observaron con extrañeza y un poco de envidia mezclado con admiración. ¿Cómo era posible que la nerd de la facultad de literatura e idiomas de pronto tenía a los dos chicos más sexys del campus a sus pies?Todos querían saber qué era lo que ocurría entre ellos, y las especulaciones no cesaban, en especial
A pesar de la máscara de determinación que Mía intentaba proyectar, en su interior, la vulnerabilidad la envolvía como una sombra persistente. Aunque la felicidad bullía en su corazón por la conexión única que compartía con Dereck y Damien, una sensación de fragilidad la atenazaba. Jamás había imaginado verse envuelta en una relación tan peculiar, pero no podía negar que la aceptación de ambos lazos le proporcionaba una extraña tranquilidad. Sin embargo, esa paz se veía amenazada por los murmullos críticos y despectivos que rodeaban su mundo. Cada palabra cargada de juicio se clavaba en su piel, creando fisuras en su confianza. Mía intentaba mantener la cabeza en alto, pero los cuchicheos desagradables pesaban más de lo que admitía. Lo que más la perturbaba no eran las críticas ocultas tras risas disimuladas, sino la confrontación con Pablo, un miembro de la manada que había resultado ser más una piedra en el camino que un aliado. Desde que supo que compartiría el mismo espacio con é