Dereck se quedó observando a Mía, sus ojos se habían perdido en la sorpresa por un breve instante, pero rápidamente la chica endureció la expresión y evitó su mirada.—Estás tan desesperado por seguir mintiéndome que ya solo te queda recurrir a esto para engañarme, ¿en serio? Es muy bajo, hasta para ti —le dijo con una seguridad que lo dejó asombrado.—No te estoy mintiendo Mía, es la verdad. Descubrí a Ginger hace poco con mi ex mejor amigo.Ella volvió a mirarlo anhelando que lo que escuchaba fuese verdad.—¿Qué?—Es cierto, te lo juro. Ese bebé que está esperando no es mío.A Mía se le aceleró la respiración, su corazón también brincó dentro de su pecho y él pudo detectar todas esas reacciones en su cuerpo, sabiendo que ella estaba sintiendo lo mismo.—¿Cómo puedes estar tan seguro?—Esa respuesta viene con la otra cosa que quiero decirte.—Bien, te escucho.Dereck pasó saliva, estaba decidido a contarle toda la verdad. Antes no había sido necesario revelarle su verdadera naturalez
Mía y Dereck se internaron en el bosque en silencio. Caminaron con las manos agarradas hasta que Dereck se detuvo cuando pensó que ya estaban lo suficientemente internados entre los árboles como para tener la suficiente privacidad.El chico se detuvo frente a ella y tomó un gran respiro.Mía lo miraba expectante. Su corazón latía acelerado, como si de algún modo supiera que lo que él le diría iba a cambiar por completo el curso de sus vidas.—Bien, ya estamos aquí. Espero que no me hayas traído para matarme —le bromeó.Dereck se echó a reír y sacudió la cabeza.—No, aunque lo que te voy a decir puede que haga que te desmayes.—¿Qué podría ser tan grave como para algo así?—No tienes idea, Mía. Ni siquiera sé como empezar a decir esto… yo… —Dereck soltó un suspiro y se frotó las manos con nerviosismo. Jamás imaginó que confesar esa parte de su vida fuese tan complicado.—Está bien, solo empieza por el principio —le dijo ella con amabilidad. Él sintió que ella estaba mucho más dispuesta
Dereck corrió a toda velocidad por el bosque buscando la procedencia de los gritos, pero cuando consiguió llegar al lugar, solo pudo hallar una fogata recientemente apagada y latas de cervezas vacías, ahí no había nadie.Sin embargo, pudo percibir claramente el aroma de sus compañeros de equipo e incluso fue capaz de oler el miedo que habían dejado sus cuerpos, como una huella latente de lo que había ocurrido en aquel lugar.La preocupación lo invadió, el aullido que había escuchado y ahora sus amigos desaparecidos no eran, en lo absoluto, una buena señal.Recorrió el bosque abarcando una buena área, mas, no logró encontrar nada, hasta que, en uno de los árboles olfateó un rastro fresco de sangre.—¡Maldición! —renegó. Si Damien se había atrevido a hacerle daño a sus amigos, él se iba a encargar de destrozarlo, no le importaba si era verdad o no lo de ser el Mate de Mía; de hecho, esas afirmaciones eran uno de los motivos por los que estaba dispuesto a olvidarse de sus promesas. Esto
Los dos lobos se escucharon entre sí y no pudieron evitar voltear a verse. Dereck gruñó por lo bajo y escuchó que Damien también había gruñido. A ninguno de los dos les agradó lo que escucharon, sin embargo, se miraron con recelo ante las mismas palabras que habían pronunciado.A pesar de eso, lo que decía la madre de Mía era suficiente para hacerlos poner su atención nuevamente en la conversación que se desarrollaba debajo, ya que ellos presenciaban todo desde arriba.—¿Crees que puedes hacer lo que te da la gana? No creas que no te vi agarrada de la mano de ese… ese vago —atacó la madre.Dereck se echó a reír sin disimulo y lo miró. Damien rodó los ojos e ignoró las burlas del Alfa.—Soy mayor de edad, puedo decidir por mí misma con quien estar —respondió Mía desafiando a su madre.—Eso es lo que tú crees —amenazó la señora—. Yo puedo hacer que te saquen de aquí si me da la gana.—Pues sácame, enciérrame si lo deseas, pero mi respuesta seguirá siendo no.Su madre levantó la mano par
A pesar de lo que Mía les había asegurado, ninguno de los dos pudo quedarse tranquilo con la noticia del supuesto compromiso que su madre le había arreglado. Cada uno por separado empezó a pensar en una manera de deshacerse del estorbo que representaría otro hombre compitiendo por el amor de Mía, el único problema es que tanto Dereck como Damien tenían formas muy distintas de pensar en una solución.Al final la chica se había ido con Damien, cosa que caló profundo en el corazón de Dereck. Él se negaba a creer el gran absurdo que significaba que Damien dijera la verdad sobre que ella fuese su Mate, sin embargo, no podía hallar otra explicación lógica para explicar el gran acercamiento que Mía tenía con él.Si ese hecho no fuese verdad, no habría forma humana o sobrenatural posible de que ella estuviera enamorada de otro que no fuese Dereck.Sin embargo, sin tener la certeza ni una respuesta a sus preguntas, podía seguir especulando que todo eso no era sino la forma de Mía de vengarse d
—Vas a hacerle una zanja al piso si sigues caminando de aquí para allá como una loca —le dijo Cassandra a Mía. Se encontraban en su habitación y habían pasado al menos dos días desde que su madre apareció en el campus exigiéndole que regresara a casa.Desde entonces la mujer no había regresado y Mía temía que su aparente silencio estuviera enmascarando algo muy oscuro detrás.—Lo siento, es que no puedo dejar de pensar en lo que está haciendo mi madre, tal vez creo que es hora de llamar a mi papá. —La castaña llevaba el celular en la mano y veía el contacto de su padre con insistencia, pero sin atreverse a llamarlo.—No entiendo, ¿por qué quiere que te cases con ese tal Nicholas?Mía tomó asiento en la silla frente al escritorio y se deslizó hasta donde estaba su amiga.—Mi madre es una persona muy conservadora, ella cree que estar aquí me ha hecho convertirme en… bueno, a falta de otra palabra, en una ramera.—¿Qué? Pero si eres más puritana que el pan —bromeó.—Sabes que eso no es v
Dereck se aferraba a la mano de Mía como si ella fuese una delicada flor que se deslizaría entre sus dedos con cualquier pequeño viento fuerte. Mientras salían del campus de esa manera, percibió su nerviosismo, aunque a él no le importaba lo que iban a pensar los demás, intentó no hacerla sentir incómoda.No obstante, lo que realmente le preocupaba era toparse con alguno de los nuevos lobos que rondaban el campus. Tenía dos días evitándolos, incluso faltó a la practica de fútbol a expensas del regaño del entrenador. No sabía qué estaba planeando Damien con exactitud, pero de lo que sí estaba seguro, era que tenía que alejarlo de Mía a como diera lugar.Llegaron hasta su moto, Dereck le puso el casco con delicadeza y la hizo subir detrás de él.—Agárrate fuerte —le dijo. Mía se sonrojó y pasó sus brazos por la cintura del chico con timidez, pero él hizo que ella lo abrazara con seguridad, rodeando todo su cuerpo—. Es mejor así, o podrías caerte.Dereck guio la moto por las calles, sint
Damien no tenía idea de lo difícil que era liderar a tres lupicrías que acababan de descubrir que el mundo no era tan simple como pensaban.Ewan era el más dócil de todos, y seguía sin chistar las órdenes del lobo, sin embargo, Pablo, Anton y Gale eran otra historia. Los tres estaban comenzando a darle problemas que le causaban fuertes dolores de cabeza; en especial Pablo, quien, según sus propias palabras; no nació para seguir a nadie.Damien sabía que el recién convertido lobo podía darle serios problemas, en especial si se rehusaba a seguirlo.Aun así, los cuatro parecían emocionados en general por el nuevo futuro que se abrió ante ellos. Hacer de profesor de hombres lobo y explicarles lo básico de cómo funcionaba el mundo, las manadas, las jerarquías y los poderes que ahora poseían fue más divertido de lo que imaginó; sobre todo cuando surgieron las preguntas sobre sí eran verdad ciertos mitos que los humanos habían extendido a lo largo de los años.—Entonces, lo de la plata ¿no e