Capítulo 28. Solo quiero ser tuyo
Kate y Grace bajaron a la sala para reunirse con Ricardo, para sorpresa de las mujeres, el magnate ya no estaba solo, Renato estaba tomándose una copa y la abuela estaba entregada a la conversación.—Renato —susurró Kate, tensa como la cuerda de un violín, temía que el abogado hablara sobre lo ocurrido ese día en la oficina.—¿Cómo estás, Kate? —preguntó—. ¿Te sientes mejor?Grace gruñó detrás de la rubia ante la pregunta de Renato, era obvio que el hombre no conocía la discreción, tampoco podía esperar mucho si era hermano de Larissa.—Un poco —susurró Kate, mirando a Ricardo, pidiéndole ayuda silenciosamente.—Lo siento, debí tener más cuidado y llamar a la puerta antes de abrir. Me he disculpado con tu abuela por mi torpeza —dijo.Kate no comprendía nada.—Oh, cariño, no puedo creer que tu primer día de trabajo con Ricardo fuese tan accidentado —intervino Carlota, extendiendo sus manos para abrazarla.Confundida, Kate se acercó a Carlota, la abrazó y luego se sentó en el sillón, ju
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