Capítulo 13. Mentiras
Un sentimiento de vergüenza embargó a Kate, pensar que se había entregado de esa forma a Ricardo, que, aunque era su esposo, no se conocían en absoluto, la hizo sentir abrumada, por lo que, se levantó presurosa de la cama y corrió al baño, sin preocuparse en cubrir su cuerpo desnudo.—¡Kate! —exclamó Ricardo al verla huir de él.La muchacha cerró la puerta, le pasó el seguro y se recargó contra la madera. Su corazón latía desbocado, sus pechos desnudos subían y bajaban, su entrepierna dolía y solo en ese momento que sus ojos se fijaron en el espejo es que pudo notar un hilo rojo entre sus piernas. ¡Estaba sangrando!—Kate, abre la puerta, por favor —pidió Ricardo al otro lado, tocando con desesperación la madera.—Déjame sola —le pidió ella con voz ahogada.Ricardo apretó los puños con frustración, recargó su frente sobre la puerta y trató de relajar su respiración. Él estaba completamente desnudo, no se había preocupado por cubrirse, por lo que agradeció el que Kate no saliera, así s
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