Capítulo 4. Igual de amargo que el chocolate.
"Aquí, solitario y abandonadoAquí, aullando a la lunaAsí que esperaré en silencio, silencio, silencio.Hay huellas en la nieve, las seguiré adonde quiera que vayas.Seré el lobo solitario, te seguiré adonde quiera que vayas..."The Rasmus- Silver NightLa habitación está inundada con un olor a fluidos, sudor y perfume caro, es tan grande y vacía que solo puedo escuchar el eco de la cama rechinando con cada embestida, mezclada con sus jadeos y mi llanto. En cada intento que hago para moverme para liberarme, me doy cuenta de que es imposible, este hombre me supera en todo, el peso de su cuerpo me impide hasta respirar, mis músculos duelen, siento que estoy en el punto de la resignación porque no puedo hacer nada. Siempre pensé que la primera vez que estuviera con alguien seria la cosa más romántica del mundo, con flores, velas y que sería con una persona que amasé con el alma, desafortunadamente para mí no fue ni será así. Nada tiene sentido, es como si esto fuera solo una horrible
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