Sor Juana corrió adentro de la sacristía buscando a alguien que pudiera ayudarlas— ¿Hay alguien aquí?, por favor, ¡Necesito ayuda!Los gritos de la monja se escucharon en todo el lugar, y el párroco se asomó a la puerta.— ¿Quién grita?— ¡Soy yo Padre! — La mujer estaba visiblemente afectada, muy nerviosa.— Pase Sor Juana, dígame, ¿Qué pasa? La mujer vio al párroco de la iglesia con unos papeles en la mano y entró corriendo a su despacho.— ¡Padre! ¡Ayúdeme, Padre!El hombre la miró sobresaltado y trató de calmarla.— ¡Hija, tranquilízate, casi me matas del susto! Háblame más lento, ¿Qué es lo que sucede?— Padre, es Angelina, se ha desmayado de pronto en la entrada de la iglesia, est
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