14 ¿Anemia?

Sor Juana corrió adentro de la sacristía buscando a alguien que pudiera ayudarlas

— ¿Hay alguien aquí?, por favor, ¡Necesito ayuda!

Los gritos de la monja se escucharon en todo el lugar, y el párroco se asomó a la puerta.

— ¿Quién grita?

— ¡Soy yo Padre! — La mujer estaba visiblemente afectada, muy nerviosa.

— Pase Sor Juana, dígame, ¿Qué pasa?

 La mujer vio al párroco de la iglesia con unos papeles en la mano y entró corriendo a su despacho.

— ¡Padre! ¡Ayúdeme, Padre!

El hombre la miró sobresaltado y trató de calmarla.

— ¡Hija, tranquilízate, casi me matas del susto! Háblame más lento, ¿Qué es lo que sucede?

— Padre, es Angelina, se ha desmayado de pronto en la entrada de la iglesia, est

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