- ¿Te encuentras bien? - preguntó Edward, mirando a Rebecca, que estaba distraída mirando el paisaje por la ventanilla del coche.- ¿Eh? Sí, estoy bien. - Sonrió y le puso la mano en el muslo, dándole un suave apretón-. - Es que me preocupa todo esto. - Al oír a Edward resoplar, una pequeña risita escapó de los labios de la rubia. - Es inevitable, tenemos muchas diferencias, ya sea de edad o de clase social, y aún hay algo que no estoy dispuesta a decirte... Está tu mamá y todo lo demás, tenemos que tomarlo con calma.- De mi madre ya me encargo yo, no tienes que preocuparte por ella. - Edward aparcó el coche en el garaje y se quedó mirándola. - La edad, la clase, todo eso son tonterías, está todo en tu cabeza, no tienes por qué preocuparte, solo nos llevamos tres años, Becca...Rebecca respiró hondo y asintió con la cabeza, sintiendo que el pecho le pesaba. Sabía que tenía que ser sincera con él, pero no sabía hasta dónde llegarían.- Antes de empezar a trabajar contigo, le había pro
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