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Todos los capítulos de RECONQUISTANDO MI PRIMER AMOR: Capítulo 41 - Capítulo 50
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CAPÍTULO 41
Amelia.Solo salí del ascensor, porque Máximo se levantó de golpe y corrió hacia mí.—¡Mamá! —me agaché de inmediato sintiendo que la vida me volvía al alma y no pude evitar que las lágrimas se me salieran solas.Abracé el cuerpo de Maxi con apremio, me dejé caer en el suelo, mientras lo acunaba.—Dios… mi niño… estás… estás aquí…—Nuestro amigo espía, me ha rescatado… estoy bien mamá… —y lo despegué de golpe para mirarlo a los ojos.—¿Te rescató? —Máximo se quedó callado y miró a Ares como si le diera permiso de hablar, y este asintió lento, con un rostro serio.—Si mamá… entró a ese edificio, y me sacó… tenía un pasamontañas… un traje negro y los hombres a su alrededor lo cubrían… también dormí en su cama, y me hizo el desayuno. Pero… no podemos contarle a papá sobre esto, él está muy enojad contigo…Pasé un trago duro y tomé la cabeza de máximo para ocultarla en mi pecho, y miré a Ares.No podía hablar con él de nada frente a Máximo, pero besé a mi niño todas las veces.—Sentí que
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CAPÍTULO 42
Amelia.Sabía que, en cualquier momento, algo como esto podía pasar, pero ahora no tenía mucho miedo, porque de cierta forma, Maxi estaba a salvo…Pasara lo que pasara…Por alguna razón el día se volvió oscuro, y mínimas gotas comenzaron a caer en medio de todo estoEdric se acercaba rápidamente, su rostro estaba retorcido por la furia y la traición. Sus hombres se posicionaron estratégicamente alrededor de nosotros, sus armas nos apuntaban, y Ares se movió con agilidad, como si estuviera en su elemento natural, con una postura segura y decidida y una determinación feroz brillaba en sus ojos colocándome detrás de él, como si él pudiera con todos ellos y pudiera salvarme.Entonces supe que debía remediar todo de alguna forma, porque si no, iban a matarlo…Me giré de golpe y tomé el rostro de Ares para susurrar.—No le digas la verdad… esconde a Maxi, te lo pido… —pero en el instante, Edric llegó a nosotros, y me tomó del brazo de forma ruda, halándome muy fuerte hacia atrás y haciéndom
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CAPÍTULO 43
Ares Miller.Sabía que, en cualquier momento, algo como esto podía pasar, pero ahora no tenía mucho miedo, porque de cierta forma, Maxi estaba a salvo…—Él está bien, no te preocupes… Cintia se quedó… —traté de levantarme un poco cuando un pinchazo duro se instaló en mi hombro.Aún tenía cargada la anestesia en mi cabeza, pero sabía que no podía quedarme aquí por mucho tiempo.—Ve a la recepción, pide el pase de salida…—No te dejarán salir… acaban de sacarte una bala… —Anthony apretó y negué.—¿Y quién te dijo que estaba pidiendo el permiso? Debo salir, coño…—Ares… si quieres luchar, necesitas al menos que esa herida cierre, y eso es cuestión de días…—No puedo… escuchaste lo que dije… Máximo es mi hijo, y el maldito de Rausing se llevó a Amelia frente a mis ojos, aunque este herido a muerte por lo que ella me hizo, no puedo dejarla… estoy seguro de que es un psicópata.Anthony soltó el aire en el momento, y asintió.—Déjame ver que puedo hacer…Recosté la cabeza a la almohada sinti
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CAPÍTULO 44
Amelia.La puerta se cerró con fuerza, y yo me tiré al sofá.Sabía que estaba delante de un monstruo que estaba decidido hacer cualquier cosa, y aunque no quería ver a mi familia en la vida, tampoco es que pudiera deleitarme si Edric les hiciera algo.Limpié mi rostro con rapidez, entre tanto noté como él daba órdenes de forma acelerada.Había pedido doblegar la seguridad de la mansión, y siempre hablaba con otras personas, que estaban haciendo algo para él. Lo que podía notar es que él no sabía que Ares tenía a Máximo y eso era un punto estable para mí.Ahora no importaba lo que pasara, solo rezaba porque Máximo estuviera bien, y porque Ares fuera lo suficientemente fuerte, para llegar al hospital después de ese disparo en el brazo.Mi boca hizo un puchero, y cerré los ojos recostándome al respaldo. Deseaba tanto estar en ese edificio con ellos para siempre…Las horas pasaron en un declive, Edric ordenaba, caminaba, agitado y calculaba mientras me miraba como si yo fuese su presa.Y
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CAPÍTULO 45
—Se están desplegando todos los operativos… —Ares asintió hacia el susurro de Anthony, y se colocó la venda para sujetar su herida.A pesar de que le habían dicho que necesitaba guardar reposo, él no podía quedarse un segundo más quieto, no al saber que Amelia estaba siendo maltratada por ese desgraciado.Miró a Maxi, y apretó su mandíbula sintiéndose impotente, y luego vio cómo Anthony salió de la habitación.La mansión de Rausing estaba repleta de seguridad, y aunque no quisiera, debía esperar para allanar el lugar.Primero necesitaba tumbar una ficha importante, y ahora mismo se iba a colocar en acción. —Te acompaño… —Anthony se ofreció cuando Ares llegó a la sala, tomó sus armas y se puso su chaqueta. —No… espera por favor que llegue Cintia, es la única a la que Maxi le tiene confianza. Llevaré hombres para estar presente, no te preocupes…Anthony asintió un poco inseguro, hacía años que no notaba a Ares tan abatido, eso sin contar que pudo ver en medio de la madrugada, como beb
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CAPÍTULO 46
—Señorita… señorita Amelia… —Amelia sintió que alguien la sacudía y abrió los ojos con dificultad.Se sentía muy pesada y le dolía todo el cuerpo.Cuando ella se giró haciendo un gesto de dolor en su brazo, notó que la había inyectado de nuevo.Lucy estaba delante de ella con preocupación en sus ojos, y ella intentó decir algo.—Tengo sed… —Lucy asintió con temblor en sus manos, estaba preocupada por su señora, y tomó un vaso de agua de la encimera y la ayudó a sentarse, solo que Amelia estaba muy descoordinada.Tomó el agua como una sedienta y luego se agarró la cabeza. Extrañaba a Maxi con locura, y solo pedía a gritos en su inconsciencia, que Ares no se atreviera a venir a donde ella estaba.Prefería tenerlos lejos y salvos, que en peligro con este hombre loco.—El señor… quiere que usted baje a comer…—Está loco…—Señora Amelia… por favor…—Déjalo que me mate, Lucy.—Él nunca lo va a hacer, y usted lo sabe… por favor, acompáñeme, me mandó buscarla…Amelia hizo un gesto de negació
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CAPÍTULO 47
Era una revelación impensable que definitivamente cambiaba todos los planes de Amelia, y sus ganas enormes de rendirse ante Edric. La noticia del embarazo de Amelia cayó como una bomba en la sala. Las palabras del médico resonaron en sus oídos, y Amelia sintió que el mundo entero se desmoronaba a su alrededor. Su mente luchaba por procesar lo que acababa de escuchar, mientras la mirada amenazante de Edric se clavaba en ella.—¿Embarazada? —La voz de Edric sonaba llena de sorpresa, incredulidad y furia al mismo tiempo.Amelia se aferró al asiento, tratando de asimilar la noticia. No había planeado esto, ni siquiera lo había considerado como una posibilidad en su situación. Ella seguía tomando sus píldoras, así que su mente se llenó de preguntas y temores, y por un momento, se sintió completamente vulnerable.Y lo más loco de todo, es que, en este tiempo, no había tenido intimidad con Edric ni una sola vez.—Sí, señor. Los resultados son concluyentes. La señora Rausing está embarazada.
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CAPÍTULO 48
El aire frío de la noche cortaba la piel de Amelia mientras se encontraba atrapada en manos de los misteriosos hombres encapuchados. Sus pulmones trabajaban a toda velocidad mientras trataba de recuperar el aliento después de su arriesgada huida a través del enjambre natural y el jardín de la mansión.Aunque luchaba por contener el miedo que la invadía, Amelia sabía que debía mantener la calma para proteger a su hijo, pero le estaba siendo muy difícil tomar el aliento cuando esos hombres la metieron a una camioneta negra, y ahora mismo no sabía qué era peor.Los hombres la miraron, sus rostros ocultos bajo las capuchas, lo que solo aumentaba el misterio y el terror que Amelia sentía en ese momento hasta que uno de ellos dijo:—Ella está fuera jefe…Amelia negó todo el tiempo con las lágrimas en sus ojos, y la camioneta comenzó a andar rápidamente.—Se los pido… no me lleven con él…Uno de ellos miró al otro y negó.—Quédese tranquila…—¿Quiénes son ustedes? ¿Me llevarán a donde Edric?
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CAPÍTULO 49
El corazón de Ares se detuvo por un momento al escuchar las palabras del médico. El shock lo invadió mientras intentaba procesar la información.Amelia estaba embarazada.La revelación le golpeó con una fuerza inesperada, pero también le brindó una oleada de emociones contradictorias. Y trató de respirar todo se estaba volviendo un caos, pero un bebé…—¿Está seguro de lo que está diciendo? —preguntó Ares, con un nudo en la garganta.El médico asintió, observando la expresión preocupada de Ares.—Aunque necesitamos realizar pruebas adicionales para confirmarlo, los signos, más su confesión, apuntan en esa dirección. Es crucial que la lleve a un hospital lo antes posible para una evaluación exhaustiva. Podemos hacerlo en nuestro hospital privado donde sabes la seguridad será esencial… puedes estar tranquilo…Ares asintió en silencio, su mente llena de preocupación y responsabilidad. El futuro repentinamente se volvió más complicado, y la seguridad de Amelia y su hijo se convirtió en su
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CAPÍTULO 50
Ares estacionó la camioneta frente al hospital privado, y con cuidado ayudó a Amelia a bajar. Ella se aferraba a su brazo, débil y temblorosa.—Voy a alzarte de nuevo… —ella negó varias veces.—No… deja que camine un poco… me siento entumecida.—Está bien, pero hazlo con cuidado, estás muy débil…—Ares… —ella se detuvo—. Gracias… yo…—General… —ambos se volvieron, y Amelia frunció el ceño significativamente—. El médico los espera señor… el teniente también…Ares lo hizo callar alzando su palma y miró a Amelia.—Vamos…—¿General? —ella preguntó, y él se apresuró a que entraran.Además, por toda la situación, ella no había reparado en nada, pero este no era el hospital principal del condado, de hecho, nunca en su vida la había visto.Dentro todos parecían uniformados de militares, y algunos médicos en bata blanca.A Ares se dirigían con mucho respeto, y luego ella fue pasada a una habitación.Amelia fue sometida a una serie de evaluaciones médicas mientras Ares esperaba ansiosamente. De
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