25. Deseo algo de ti.
Los labios de Guillermo se deslizaban por el cuello de la mujer mientras su mano seguía subiendo por su muslo de forma sensual, conteniendose para no ser demasiado atrevido sin ser capaz de olvidar todo lo que sucedió entre ellos el día de su actuación.La cercanía de Guillermo era algo imposible para ella de resistir desde ese encuentro que habían tenido en el camerino. Debía de ser sincera consigo misma, ningún hombre había logrado encender su cuerpo y su deseo como lo hacía Guillermo, solo una vez en el pasado, un hombre había despertado ese tipo de deseo en su cuerpo.—Aunque no me considero completamente altruista, porque sí, deseo algo de ti, no negociaré ni pondré condiciones a eso. Si decides darme lo que anhelo, lo aceptaré con gusto. Si no, esperaré, y me esforzaré por conquistarte de todas las maneras posibles, por méritos propios.—Guillermo… yo…— aunque su voz salió en un hilo apenas audible, ella no frenó sus avances, todo lo contrario su cuerpo parecía buscar más de la
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