Samantha no podía recordar la última vez que se había sentido tan cómoda rodeada de varias personas. La familia de Giovanni la hacía sentirse como parte de ellos.Como hija única, nunca había estado rodeada de tanto bullicio mientras crecía, ni había tenido un cómplice de travesuras. La única persona a la que siempre había recurrido era a su padre y, aunque eso era mucho más de lo que otras personas tenían mientras crecía, todavía había anhelado tener más.Una madre como la de Giovanni, que era obvio amaba a cada uno de sus hijos. Hermanos como Sienna, Antonella o Vincenzo que podían hacer tu vida un divertido desastre. Si se concentraba un poco, podía ver a Giovanni y sus hermanos de pequeños corriendo por la casa mientras la suave risa de Bianca rebotaba en las paredes y Valentino los buscaba a todos.Soltó un suspiro. Se preguntó si ellos la habrían recibido de la misma forma, de saber lo que le había hecho y le agradeció en silencio a Giovanni por no haberles contado.—¿Está todo
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