Samantha no podía recordar la última vez que se había sentido tan cómoda rodeada de varias personas. La familia de Giovanni la hacía sentirse como parte de ellos.Como hija única, nunca había estado rodeada de tanto bullicio mientras crecía, ni había tenido un cómplice de travesuras. La única persona a la que siempre había recurrido era a su padre y, aunque eso era mucho más de lo que otras personas tenían mientras crecía, todavía había anhelado tener más.Una madre como la de Giovanni, que era obvio amaba a cada uno de sus hijos. Hermanos como Sienna, Antonella o Vincenzo que podían hacer tu vida un divertido desastre. Si se concentraba un poco, podía ver a Giovanni y sus hermanos de pequeños corriendo por la casa mientras la suave risa de Bianca rebotaba en las paredes y Valentino los buscaba a todos.Soltó un suspiro. Se preguntó si ellos la habrían recibido de la misma forma, de saber lo que le había hecho y le agradeció en silencio a Giovanni por no haberles contado.—¿Está todo
—Tranquilízate, son solo las hormonas. Giovanni miró a Samantha tratando de descifrar si estaba siendo honesta. Había salido a buscarla cuando ella tardó demasiado en regresar del baño y se había preocupado más al no encontrarla pronto. En cuanto la vio en el jardín, junto a su padre, y con los ojos rojos, su lado protector salió a flote. Era algo irónico cuando él mismo había causado más de una vez que Samantha derramara lágrimas. Pero cualquier problema que tuvieran, solo les correspondía a ellos solucionarlos. Si su padre se había atrevido a reclamarle algo… bueno, iban a tener un problema. Su padre se levantó y colocó una mano en su hombro. —Vas a ser un esposo y padre excepcional. Les daré algo de privacidad. —Creí que ibas a saltar sobre tu padre —bromeó Samantha cuando se quedaron a solas. —¿Estás bien? —Tendré que acostumbrarme a esa pregunta. La escuchó con bastante frecuencia estos días. Y sí, como te dije solo son las hormonas. Nunca fui alguien que llorara con fac
Samantha estaba intentando descifrar si la expresión despreocupada de su padre era real. Él no se veía para nada incómodo con la presencia de Giovanni en su casa y lo había recibido como si llevaran conociéndose toda la vida.—Mi hija me comentó en su mensaje que tenían algo importante que decirme —dijo su padre mientras la cocinera colocaba tres vasos de limonada sobre la mesita de café.—Así es. —Giovanni esperó a que se quedaran los tres a solas para continuar—. Samantha está embarazada.Su padre la miró de inmediato y esbozó una enorme sonrisa.—No puedo creerlo. Esas son grandes noticias. —Su padre se levantó y se acercó a ella. Él le tendió ambas manos y la ayudó a ponerse de pie. Sin soltarle las manos le dio un beso en ambas mejillas—. Mi preciosa hija, felicidades.Sintió sus ojos llenarse de lágrimas.Desde que su padre le contó sobre sus problemas económicos, él había actuado tan diferente del hombre que conocía y Samantha había sentido como la relación entre ellos se iba d
Giovanni invitó a su jefe de seguridad y al investigador privado a pasar a su oficina. —¿Qué averiguó? El hombre le entregó un folio. —Es un informe previo. Giovanni asintió y empezó a leer la información recolectada. —Lamento decirle que el señor Lino Parissi está metido en demasiada porquería —empezó a decir el investigador—. Todo debido a problemas con el juego. No podría darle una fecha exacta de cuando comenzó, pero los problemas verdaderos surgieron hace casi un par de años. Ha estado entrando y saliendo de deudas considerables desde entonces, pero no fue nada que no pudiera manejar. —¿Está su hija al tanto de todo esto? Giovanni no había dejado de hojear el folio mientras el investigador hablaba. —Es difícil saberlo. Él lo ha ocultado bastante bien, incluso sus socios, empleados y amigos creen que es un hombre de familia ejemplar. Siempre va bien arreglado y no da señales de tener problemas. El nombre de Osvaldo Tolentino saltó ante sus ojos. Giovanni no era ajeno a aqu
—Pediré la cena —dijo Giovanni en cuanto entraron al departamento—. Ve a ponerte algo cómodo y nos reuniremos aquí.—Te gusta demasiado, ¿verdad?—¿Qué cosa?—Darme órdenes.Giovanni soltó una carcajada.—No tiene sentido negarlo. Pero, ¿sabes que es lo que me gusta más? —Giovanni se había ido acercando a ella con cada palabra y ahora sus cuerpos estaban en contacto.—¿Qué?Samantha no estaba segura si era debido al embarazo o sencillamente solo se trataba de ella, lo único que sabía es que su deseo por él se había incrementado. —Cuando me obedeces.—No deberías acostumbrarte, soy rebelde por naturaleza.—Jamás me habría dado cuenta —susurró él, cerca de sus labios.—Me iré a cambiar —anunció y se dio la vuelta para escapar.La risa de Giovanni la persiguió por el pasillo hasta que se encerró en la habitación de invitados.Apoyó la espalda en la puerta y dejó salir un suspiro. Demasiado rápido estaba volviendo a perderse en el juego de seducción de Giovanni.«Fuiste tú la que la bes
Samantha apagó la estufa y se acercó a la repisa para sacar un par de vasos. Estaba de puntillas cuando sintió un par de manos sujetándola por la cintura y sonrió.—¿Qué harás durante el almuerzo? —preguntó Giovanni antes de tomar los vasos por ella y colocarlos en la encimera.Se dio la vuelta y lo besó.—Me reuniré con mi padre. Él me envió un mensaje ayer en la tarde.Esperaba que él tuviera algo que decir algo al respecto, pero se limitó a asentir con un gesto pensativo.—Entonces, supongo que tendré que esperar hasta la noche para verte otra vez. —Giovanni la besó con intensidad hasta que a ambos les faltó el aliento—. Eso debería bastar… aunque quizá necesitaré unos cuántos iguales a ese.Sacudió la cabeza mientras sonreía. Le gustaba esa nueva faceta de Giovanni. —Por cierto, hay algo que quería decirte.—¿De qué se trata?—Es sobre tu seguridad. A partir de ahora, siempre habrá un par de personas cuidándote.—¿Por qué? ¿No crees que es un poco exagerado?—Es solo por precauc
Giovanni intentó mantener la compostura mientras entraba a la clínica a la que habían llevado a Samantha. Cristiano le había informado que ella estaba mejor cuando la recibieron. Aun así, no podía estar del todo tranquilo hasta que se asegurara él mismo.Encontró al padre de Samantha sentado en la sala de espera, pero no se detuvo a hablar con él, ni siquiera al verlo levantarse. Lidiaría con Lino después. Estaba seguro que él había dicho o hecho algo para indisponer a su hija. Según los guardaespaldas de Samantha, ella parecía algo alterada justo antes de que perdiera el conocimiento.Cristiano lo guio hasta la sala de observación y se hizo a un lado. Giovanni entró sin molestarse en llamar a la puerta.La doctora responsable de vigilar el embarazo de Samantha y una enfermera miraron en su dirección casi al mismo tiempo.—Señor Morelli —saludó la primera con una sonrisa cortés.Él asintió y fue a pararse a lado de Samantha. La tomó de la mano y le dio un apretón.—¿Qué es lo que tien
Samantha hizo una mueca al ver el número de su padre en la pantalla de su celular. Era la tercera vez que trataba de contactarla ese día. Desde su último encuentro, su padre había intentado llamarla al menos una vez por día. Al principio lo había ignorado, pero un par de días atrás por fin se había sentido capaz de hablar con él, sin alterarse. Le había dejado claro que no iba a pedirle dinero a Giovanni en su nombre y había colgado tan pronto él comenzó a insistir. Estaba teniendo una tarde increíble y no iba a dejar que su padre lo arruinara. Se prometió que volvería a llamarlo al día siguiente y volvería a intentar razonar con él. Lo que pedía era imposible. Si la empresa en verdad estaba en aprietos, quizás era hora de que él considerara venderla antes de que se pusiera peor. Se preguntó si estaba siendo egoísta después de todo lo que había hecho por ella, pero ¿no lo era su padre también? ¿Cómo se le ocurría querer que le pidiera dinero a Giovanni otra vez, después de cómo habí