Samantha estaba intentando descifrar si la expresión despreocupada de su padre era real. Él no se veía para nada incómodo con la presencia de Giovanni en su casa y lo había recibido como si llevaran conociéndose toda la vida.—Mi hija me comentó en su mensaje que tenían algo importante que decirme —dijo su padre mientras la cocinera colocaba tres vasos de limonada sobre la mesita de café.—Así es. —Giovanni esperó a que se quedaran los tres a solas para continuar—. Samantha está embarazada.Su padre la miró de inmediato y esbozó una enorme sonrisa.—No puedo creerlo. Esas son grandes noticias. —Su padre se levantó y se acercó a ella. Él le tendió ambas manos y la ayudó a ponerse de pie. Sin soltarle las manos le dio un beso en ambas mejillas—. Mi preciosa hija, felicidades.Sintió sus ojos llenarse de lágrimas.Desde que su padre le contó sobre sus problemas económicos, él había actuado tan diferente del hombre que conocía y Samantha había sentido como la relación entre ellos se iba d
Giovanni invitó a su jefe de seguridad y al investigador privado a pasar a su oficina. —¿Qué averiguó? El hombre le entregó un folio. —Es un informe previo. Giovanni asintió y empezó a leer la información recolectada. —Lamento decirle que el señor Lino Parissi está metido en demasiada porquería —empezó a decir el investigador—. Todo debido a problemas con el juego. No podría darle una fecha exacta de cuando comenzó, pero los problemas verdaderos surgieron hace casi un par de años. Ha estado entrando y saliendo de deudas considerables desde entonces, pero no fue nada que no pudiera manejar. —¿Está su hija al tanto de todo esto? Giovanni no había dejado de hojear el folio mientras el investigador hablaba. —Es difícil saberlo. Él lo ha ocultado bastante bien, incluso sus socios, empleados y amigos creen que es un hombre de familia ejemplar. Siempre va bien arreglado y no da señales de tener problemas. El nombre de Osvaldo Tolentino saltó ante sus ojos. Giovanni no era ajeno a aqu
—Pediré la cena —dijo Giovanni en cuanto entraron al departamento—. Ve a ponerte algo cómodo y nos reuniremos aquí.—Te gusta demasiado, ¿verdad?—¿Qué cosa?—Darme órdenes.Giovanni soltó una carcajada.—No tiene sentido negarlo. Pero, ¿sabes que es lo que me gusta más? —Giovanni se había ido acercando a ella con cada palabra y ahora sus cuerpos estaban en contacto.—¿Qué?Samantha no estaba segura si era debido al embarazo o sencillamente solo se trataba de ella, lo único que sabía es que su deseo por él se había incrementado. —Cuando me obedeces.—No deberías acostumbrarte, soy rebelde por naturaleza.—Jamás me habría dado cuenta —susurró él, cerca de sus labios.—Me iré a cambiar —anunció y se dio la vuelta para escapar.La risa de Giovanni la persiguió por el pasillo hasta que se encerró en la habitación de invitados.Apoyó la espalda en la puerta y dejó salir un suspiro. Demasiado rápido estaba volviendo a perderse en el juego de seducción de Giovanni.«Fuiste tú la que la bes
Samantha apagó la estufa y se acercó a la repisa para sacar un par de vasos. Estaba de puntillas cuando sintió un par de manos sujetándola por la cintura y sonrió.—¿Qué harás durante el almuerzo? —preguntó Giovanni antes de tomar los vasos por ella y colocarlos en la encimera.Se dio la vuelta y lo besó.—Me reuniré con mi padre. Él me envió un mensaje ayer en la tarde.Esperaba que él tuviera algo que decir algo al respecto, pero se limitó a asentir con un gesto pensativo.—Entonces, supongo que tendré que esperar hasta la noche para verte otra vez. —Giovanni la besó con intensidad hasta que a ambos les faltó el aliento—. Eso debería bastar… aunque quizá necesitaré unos cuántos iguales a ese.Sacudió la cabeza mientras sonreía. Le gustaba esa nueva faceta de Giovanni. —Por cierto, hay algo que quería decirte.—¿De qué se trata?—Es sobre tu seguridad. A partir de ahora, siempre habrá un par de personas cuidándote.—¿Por qué? ¿No crees que es un poco exagerado?—Es solo por precauc
Giovanni intentó mantener la compostura mientras entraba a la clínica a la que habían llevado a Samantha. Cristiano le había informado que ella estaba mejor cuando la recibieron. Aun así, no podía estar del todo tranquilo hasta que se asegurara él mismo.Encontró al padre de Samantha sentado en la sala de espera, pero no se detuvo a hablar con él, ni siquiera al verlo levantarse. Lidiaría con Lino después. Estaba seguro que él había dicho o hecho algo para indisponer a su hija. Según los guardaespaldas de Samantha, ella parecía algo alterada justo antes de que perdiera el conocimiento.Cristiano lo guio hasta la sala de observación y se hizo a un lado. Giovanni entró sin molestarse en llamar a la puerta.La doctora responsable de vigilar el embarazo de Samantha y una enfermera miraron en su dirección casi al mismo tiempo.—Señor Morelli —saludó la primera con una sonrisa cortés.Él asintió y fue a pararse a lado de Samantha. La tomó de la mano y le dio un apretón.—¿Qué es lo que tien
Samantha hizo una mueca al ver el número de su padre en la pantalla de su celular. Era la tercera vez que trataba de contactarla ese día. Desde su último encuentro, su padre había intentado llamarla al menos una vez por día. Al principio lo había ignorado, pero un par de días atrás por fin se había sentido capaz de hablar con él, sin alterarse. Le había dejado claro que no iba a pedirle dinero a Giovanni en su nombre y había colgado tan pronto él comenzó a insistir. Estaba teniendo una tarde increíble y no iba a dejar que su padre lo arruinara. Se prometió que volvería a llamarlo al día siguiente y volvería a intentar razonar con él. Lo que pedía era imposible. Si la empresa en verdad estaba en aprietos, quizás era hora de que él considerara venderla antes de que se pusiera peor. Se preguntó si estaba siendo egoísta después de todo lo que había hecho por ella, pero ¿no lo era su padre también? ¿Cómo se le ocurría querer que le pidiera dinero a Giovanni otra vez, después de cómo habí
Giovanni entró a su despacho, dentro lo esperaban su jefe de seguridad y Lino. No era así como había esperado que se diera su encuentro, pero no iba a seguirlo postergando más. Su investigador le había entregado un informe más completo sobre Lino apenas unos días atrás, un poco más tarde de lo que habían acordado.Lino miró detrás de Giovanni como si esperara que alguien más se uniera a ellos, probablemente su hija. Bueno, eso no iba pasar. Samantha estaba a salvo lejos de su padre. Confiaba en que ella cumpliera su palabra y se quedara en la habitación.—Cristiano, déjanos a solas.—Sí, señor.Cristiano se marchó, pero sabía que no iría muy lejos en caso lo llegara a necesitar. —¿Y mi hija? —preguntó Lino.Giovanni no respondió. Se acercó, con pasos lentos, al bar y se sirvió un trago. Después de acomodó en el filo de su escritorio y le dio un sorbo a su bebida.—Deberías sentarte —ordenó. Su voz no dejaba lugar a dudas de que esperaba que lo obedeciera—. Esto tomará algo de tiempo
—Tienes que aceptar su oferta —dijo Samantha en cuanto escuchó la voz de su padre. No estaba de humor para andarse con rodeos.Le había costado algunos días encontrar el valor para hacer aquella llamada. Había sido doloroso descubrir que su padre le había mentido. Entendía que tenía un problema, pero eso no le restaba culpa.—Samantha, cariño, no puedes estar hablando en serio. ¿Sabes si quiera lo que me está pidiendo?—Lo sé, me lo dijo.—Y lo dices con tanta tranquilidad.—Es por tu bien, está enfermo y necesitas ayuda. Si no lo haces por ti, entonces hazlo por mí y mi bebé. Si es que significamos algo para ti.—No es tan simple. Perderé credibilidad y la gente hablará. Todo por un malentendido.—Entonces, ¿no tienes una adicción?—Por supuesto que no —respondió su padre si dudar, sonando bastante ofendido.En el pasado eso habría bastado para que dudara de lo que sabía, pero hace tiempo que sospechaba que había algo malo con su padre. Había intentado convencerse de que estaba en su