Samantha se movió para acomodarse mejor, pero no llegó demasiado lejos. Algo o alguien la tenía sujetada con firmeza por la cintura. Poco a poco su mente fue despejándose del sueño y los recuerdos de la noche anterior llegaron a ella.Giovanni había llegado ebrio casi a media noche acompañado de sus primos. Samantha había estado despierta hasta esas horas, sin dejar de preguntarse si él había ido a ver a Lara y si pasaría la noche con ella. Se había sentido bastante aliviada al descubrir que estaba equivocada.En cuanto los primos de Giovanni se habían marchado, le había ayudado a llegar a su habitación. Había estado lista para irse luego de dejarlo en la cama, pero no lo hizo.Abrió los ojos de golpe al darse cuenta quien era la persona a su lado e intentó hacerse para atrás. Su brazo estaba encima de él, al igual que una de sus piernas. —Te vas a caer de la cama. —Giovanni estaba despierto y con los ojos puestos en ella.Se sonrojó al darse cuenta que estaba rozando cierta parte d
Giovanni miró la imagen en sus manos. La primera foto de su hijo. No era más grande que el tamaño de un frijol, pero no había duda de que estaba allí. Aun podía recordar el sonido de su fuerte corazón latiendo con fuerza. Tragó el nudo en su garganta, aun no sabía cómo se las había arreglado para no llorar como un niño al escucharlo. Si todavía le hubiera quedado alguna duda de sus sentimientos por aquel pequeño ser, habría desaparecido en cuanto vio la imagen borrosa en la pantalla del ecógrafo. Se había sentido envuelto en una sensación de paz y amor. Estaba seguro que haría lo que fuera por su bebé… y por Samantha.Ella cargaba en su vientre a su hijo. Intencional o no, ese era un regalo único y especial.—Estoy lista para irme.Giovanni levantó la mirada al escuchar a voz de Samantha.—¿Estás bien? —preguntó alejándose de la pared.—Ya te dije que solo necesitaba usar el baño —lo tranquilizó ella con una sonrisa.Su rostro estaba rosado y radiante, a diferencia de esa mañana cu
Samantha no podía recordar la última vez que se había sentido tan cómoda rodeada de varias personas. La familia de Giovanni la hacía sentirse como parte de ellos.Como hija única, nunca había estado rodeada de tanto bullicio mientras crecía, ni había tenido un cómplice de travesuras. La única persona a la que siempre había recurrido era a su padre y, aunque eso era mucho más de lo que otras personas tenían mientras crecía, todavía había anhelado tener más.Una madre como la de Giovanni, que era obvio amaba a cada uno de sus hijos. Hermanos como Sienna, Antonella o Vincenzo que podían hacer tu vida un divertido desastre. Si se concentraba un poco, podía ver a Giovanni y sus hermanos de pequeños corriendo por la casa mientras la suave risa de Bianca rebotaba en las paredes y Valentino los buscaba a todos.Soltó un suspiro. Se preguntó si ellos la habrían recibido de la misma forma, de saber lo que le había hecho y le agradeció en silencio a Giovanni por no haberles contado.—¿Está todo
—Tranquilízate, son solo las hormonas. Giovanni miró a Samantha tratando de descifrar si estaba siendo honesta. Había salido a buscarla cuando ella tardó demasiado en regresar del baño y se había preocupado más al no encontrarla pronto. En cuanto la vio en el jardín, junto a su padre, y con los ojos rojos, su lado protector salió a flote. Era algo irónico cuando él mismo había causado más de una vez que Samantha derramara lágrimas. Pero cualquier problema que tuvieran, solo les correspondía a ellos solucionarlos. Si su padre se había atrevido a reclamarle algo… bueno, iban a tener un problema. Su padre se levantó y colocó una mano en su hombro. —Vas a ser un esposo y padre excepcional. Les daré algo de privacidad. —Creí que ibas a saltar sobre tu padre —bromeó Samantha cuando se quedaron a solas. —¿Estás bien? —Tendré que acostumbrarme a esa pregunta. La escuchó con bastante frecuencia estos días. Y sí, como te dije solo son las hormonas. Nunca fui alguien que llorara con fac
Samantha estaba intentando descifrar si la expresión despreocupada de su padre era real. Él no se veía para nada incómodo con la presencia de Giovanni en su casa y lo había recibido como si llevaran conociéndose toda la vida.—Mi hija me comentó en su mensaje que tenían algo importante que decirme —dijo su padre mientras la cocinera colocaba tres vasos de limonada sobre la mesita de café.—Así es. —Giovanni esperó a que se quedaran los tres a solas para continuar—. Samantha está embarazada.Su padre la miró de inmediato y esbozó una enorme sonrisa.—No puedo creerlo. Esas son grandes noticias. —Su padre se levantó y se acercó a ella. Él le tendió ambas manos y la ayudó a ponerse de pie. Sin soltarle las manos le dio un beso en ambas mejillas—. Mi preciosa hija, felicidades.Sintió sus ojos llenarse de lágrimas.Desde que su padre le contó sobre sus problemas económicos, él había actuado tan diferente del hombre que conocía y Samantha había sentido como la relación entre ellos se iba d
Giovanni invitó a su jefe de seguridad y al investigador privado a pasar a su oficina. —¿Qué averiguó? El hombre le entregó un folio. —Es un informe previo. Giovanni asintió y empezó a leer la información recolectada. —Lamento decirle que el señor Lino Parissi está metido en demasiada porquería —empezó a decir el investigador—. Todo debido a problemas con el juego. No podría darle una fecha exacta de cuando comenzó, pero los problemas verdaderos surgieron hace casi un par de años. Ha estado entrando y saliendo de deudas considerables desde entonces, pero no fue nada que no pudiera manejar. —¿Está su hija al tanto de todo esto? Giovanni no había dejado de hojear el folio mientras el investigador hablaba. —Es difícil saberlo. Él lo ha ocultado bastante bien, incluso sus socios, empleados y amigos creen que es un hombre de familia ejemplar. Siempre va bien arreglado y no da señales de tener problemas. El nombre de Osvaldo Tolentino saltó ante sus ojos. Giovanni no era ajeno a aqu
—Pediré la cena —dijo Giovanni en cuanto entraron al departamento—. Ve a ponerte algo cómodo y nos reuniremos aquí.—Te gusta demasiado, ¿verdad?—¿Qué cosa?—Darme órdenes.Giovanni soltó una carcajada.—No tiene sentido negarlo. Pero, ¿sabes que es lo que me gusta más? —Giovanni se había ido acercando a ella con cada palabra y ahora sus cuerpos estaban en contacto.—¿Qué?Samantha no estaba segura si era debido al embarazo o sencillamente solo se trataba de ella, lo único que sabía es que su deseo por él se había incrementado. —Cuando me obedeces.—No deberías acostumbrarte, soy rebelde por naturaleza.—Jamás me habría dado cuenta —susurró él, cerca de sus labios.—Me iré a cambiar —anunció y se dio la vuelta para escapar.La risa de Giovanni la persiguió por el pasillo hasta que se encerró en la habitación de invitados.Apoyó la espalda en la puerta y dejó salir un suspiro. Demasiado rápido estaba volviendo a perderse en el juego de seducción de Giovanni.«Fuiste tú la que la bes
Samantha apagó la estufa y se acercó a la repisa para sacar un par de vasos. Estaba de puntillas cuando sintió un par de manos sujetándola por la cintura y sonrió.—¿Qué harás durante el almuerzo? —preguntó Giovanni antes de tomar los vasos por ella y colocarlos en la encimera.Se dio la vuelta y lo besó.—Me reuniré con mi padre. Él me envió un mensaje ayer en la tarde.Esperaba que él tuviera algo que decir algo al respecto, pero se limitó a asentir con un gesto pensativo.—Entonces, supongo que tendré que esperar hasta la noche para verte otra vez. —Giovanni la besó con intensidad hasta que a ambos les faltó el aliento—. Eso debería bastar… aunque quizá necesitaré unos cuántos iguales a ese.Sacudió la cabeza mientras sonreía. Le gustaba esa nueva faceta de Giovanni. —Por cierto, hay algo que quería decirte.—¿De qué se trata?—Es sobre tu seguridad. A partir de ahora, siempre habrá un par de personas cuidándote.—¿Por qué? ¿No crees que es un poco exagerado?—Es solo por precauc