POV DARKO ROMANOV—Mis últimos días han sido tan volátiles como una tormenta en el mar embravecido. Todo este caos solo confirma lo que ya sé: la única manera de apaciguar, aunque sea un poco mi sadismo, es Isabella. Cuando no está a mi lado, no hay un solo destello de luz en mi existencia, es como si la oscuridad se apoderara de todo. Maldita sea. —Suspiré con frustración, dejando que el suspiro escapara como un lamento contenido—. Quiero que despierte, que ya esté a mi lado, pero al mismo tiempo, una parte retorcida de mí disfruta de la libertad que experimento cuando no está presente. Es como si pudiera ser completamente yo mismo, un verdadero hijo de puta sin restricciones.Volteé a mirarla con una sonrisa sutil.—¿Tú qué crees? —pregunté.Jesús, en ese momento, se encontraba en un estado deplorable, su figura temblaba como una hoja en medio de una tempestad. El sudor le pegaba el cabello a la frente, evidenciando la intensidad del momento. Tenía que asegurarme de mantenerla hidra
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