POV DARKO ROMANOVMe alejé lentamente de mi hija, dirigiéndome hacia el pequeño asador que había traído. —Oksana, ¿tienes idea de lo que les hago a los traidores? —pregunté, lanzándole una mirada de desprecio. Noté que hacía esfuerzos por mantenerse consciente. La estúpida no resistiría mucho, y esto solo había sido el comienzo. —Lo…lo que… me hiciste… —gimió débilmente.—Lo que te hice fue por mi propio placer, no porque me hayas traicionado. —Me encogí de hombros, disfrutando de su sufrimiento—. Quería ver cómo lucias en este estado… sin dedos. El odio llenó su mirada, y no pude evitar sonreír.—Maldito.—Lo soy, pero deberías agradecer. Ya no tendrás que volver a preocuparte por esas mierdas de manicura.Continuaba moviendo el carbón, cuando Lia comenzó a sollozar. Inmediatamente volteé a mirarla. —¿En qué quedamos? —pregunté, ganándome otro sollozo como respuesta—. Lia Romanova, deja de ser egoísta con una moribunda. Tendrás toda mi atención cuando termine.—¿Crees…que el
Parpadeé rápidamente, tratando de adaptar mis ojos a la luz de la habitación, mientras luchaba por enfocarlos en cada figura presente. En cuanto mis ojos conectaron con los de él, desvió la mirada hacia el suelo.¿Por qué? Volví mi atención a la doctora, queriendo obtener respuestas. Intenté moverme, pero mi cuerpo parecía adormecido, una sensación que se extendía desde mis extremidades hasta el núcleo de mi ser. Ni siquiera mis manos respondían a mi voluntad.—Señora Romanova, sé que es médico cirujano y entenderá muy bien lo que diré a continuación. —Inhalé hondo y asentí. La impotencia se apoderó de mí mientras escuchaba sus palabras—. Llevaba un embarazo de dos meses, pero por su condición es imposible que llegara a término, en su anterior accidente las lesiones en su útero fueron graves. Estas lesiones son irreversibles y por ello tuvo un aborto.Mis ojos buscaron nuevamente a mi esposo en busca de consuelo o apoyo. Lo necesitaba en este momento, necesitaba escucharlo decir que
—Siento que dormí por un año. Han pasado tantas cosas —murmuré, mi voz apenas más que un susurro en la calma de la habitación.Nos habíamos levantado hace dos horas, pero el tiempo parecía dilatarse en ese momento íntimo que compartíamos. Habíamos dedicado ese tiempo a hablar de todo lo que había sucedido y estaba aconteciendo en nuestras vidas.—Me di cuenta de que te necesito cada día de mi vida, Isabella. —Sus palabras eran un susurro cargado de confesión, y me apreté más a su pecho como si buscara refugio en su calor—. Mantienes a raya a mis demonios, y cuando no estás, todo se sumerge en una oscuridad que solo tú puedes iluminar. No es que me queje, pero...—Por el bien de la humanidad, no debo alejarme de ti, entonces —bromeé, permitiendo que mi voz se deslizara con una mezcla de picardía y ternura, mientras escuchaba su risa que resonaba en su pecho como una melodía embriagadora.Amaba ese sonido. —Lo digo en serio, no nos volveremos a alejar. Te despertarás conmigo cada maldi
Un día después—Prefiero estar torturándome viendo por quinta vez esa película favorita de Artem, que estar aquí —se quejó por milésima vez, y su queja resonó en el bullicio del centro comercial. Bufé, consciente de la impaciencia que destilaba en cada palabra.Debido a que supe con poco tiempo sobre nuestro viaje, me vi en la necesidad de salir a comprar ropa tanto para los niños como para mí. Así que llevábamos más de dos horas inmersos en el bullicioso centro comercial, explorando las tiendas y adquiriendo todo lo que pudiera necesitar durante nuestra estancia en Grecia.—¿En serio? Porque no quiero quejas si después compro algún traje de baño demasiado revelador —bromeé, provocando un fruncimiento en su ceño mientras me miraba confundido.—¿Por qué me quejaría? Es tu cuerpo. Aunque sea mío, lo vistes como tú quieras —respondió con un tono de voz que dejaba traslucir su seguridad y posesión.—¿Y las miradas? —quise saber, girándome para buscar un traje de baño de dos piezas. Sentí
—¿Cómo celebran la navidad en Italia? —Indagó Andrea, mientras yo seleccionaba cuidadosamente los ingredientes para los platos tradicionales que tenía en mente. —La vigilia di Natale (Nochebuena) generalmente se celebra con una cena a base de pescado y mariscos. Es tradición evitar la carne roja en esta ocasión, y, por supuesto, no falta la pasta. —Ambas reímos—. La mesa debe de estar repleta, es un momento agradable en familia impregnado del espíritu navideño. Los regalos son un elemento esencial —expliqué, mientras observaba de reojo cómo Lena lidiaba con Lia en brazos—. ll Pranzo di Natale, el almuerzo de navidad, también es celebrado. Generalmente, se opta por carne asada en esta ocasión. ¿Y en tu país?—En Colombia, la tradición es similar, pero la cena suele incluir carne roja o blanca. Preparamos platillos navideños como buñuelos, natilla, todo acompañado de buena música y charlas animadas.Me detuve un momento para inspeccionar el carro y noté que no había nada que represent
—Darko, llegué —grité apenas entré, arrepintiéndome al instante, pues mi hermosa princesa se levantó con curiosidad en sus ojos.Escuché risas procedentes de la cocina, acompañadas de algunas maldiciones por parte de Darko. Algo me decía que lo que vería no sería de mi agrado.—¿Artem? —pregunté, entrando apresuradamente a la cocina— ¡¡Artem!!— grité horrorizada al contemplar la escena.Todo su cuerpo estaba cubierto de merengue y harina. Los dos idiotas no eran la excepción. Pensé que Xander era sensato, pero ahora veía que era igual o incluso más estúpido que mi esposo.La cocina entera estaba llena de harina, y había huevos partidos esparcidos por el suelo.—Mamá —susurró Artem sorprendido.Mi corazón dio un vuelco al escuchar esa simple pero poderosa frase, capaz de matarme de amor. Era una melodía que sonaba realmente bien, y amaba escucharla de su boca.—Isabella —dijeron al unísono los dos hombres.—¡¿Qué rayos pasó aquí?! —grité iracunda—. Soy yo la que limpio para que vengan
Tal vez debería hablar del tema más tarde, pero no sabía si para entonces tendría la voluntad para hacerlo. Inhalé profundamente, tratando de prepararme para abordar este delicado tema.—Pensé que lo tenías bajo control, pero hoy llegué a la conclusión de que no es así —fruncí el ceño, buscando las palabras adecuadas—. ¿Siempre tienes que asesinar a alguien antes de que hagas el amor conmigo?Él entrecerró los ojos, escrutándome detenidamente, y finalmente asintió.—Tengo todo bajo control. La manera en que lo hago no es relevante; además, hay muchos factores que influyen. No siempre implica quitarle la vida a alguien; a veces, simplemente no hago nada. ¿Por qué la pregunta?—Es en serio, ¿crees que podré vivir sabiendo que, para compartir intimidad con mi esposo, alguien tiene que morir? —pregunté, dejando que la preocupación resonara en mi voz—. No soy egoísta, y las vidas humanas son importantes para mí. ¡Maldición, soy médico!Sus ojos se ablandaron ante mi angustia, y un suspiro
POV DARKO ROMANOV Varios golpes resonaron en la puerta, sacándome de mi ensimismamiento. Mis ojos se abrieron con rapidez y parpadeé varias veces, agradeciendo mentalmente a quienquiera que estuviera al otro lado. Estaba a punto de cometer una locura de la que probablemente me arrepentiría amargamente si mi amada Isa salía lastimada. Con una mezcla de sorpresa y molestia, me disponía a cubrir mi dolorosa polla mientras dejaba escapar un par de maldiciones, pero antes de que pudiera siquiera reaccionar, las manos de Isa me detuvieron con fuerza. Fruncí el ceño, observándola con desconcierto. —¿Quién es? —preguntó. En cuestión de segundos, sus dedos se aferraron con firmeza alrededor de mi polla y suspiré. —Soy yo, Masha, señora Isabella. Lamento interrumpir, pero Lia ha despertado —anunció con respeto, aunque la urgencia tintaba su tono. Isa asintió, aun cuando sabía que no la vería. Sentí cómo sus manos continuaban su camino, explorando con destreza mi falo. Mi ceño se frunció a