Aylin ignoró olímpicamente la sugerencia de su amiga y caminó hacia Chris, quien seguía en el sillón, y su llanto se había convertido en un sollozo suave. Le pasó un trozo de carne, pero él, en un arranque de malcriadez, lo lanzó al suelo. —¡Quiero comer con mi papá! —Si no comes, te vas a enfermar—, le advirtió preocupada, pero el infante se encogió de hombros y siguió llorando hasta que se quedó dormido. —Aylin, como has entregado el departamento, no tenía a dónde ir, más que a casa de mi madre, la cual queda bastante lejos del hospital y no me resulta. Por lo tanto, tuve que alquilar esta habitación de hotel, pero mañana debo irme, ya que no tengo suficiente dinero para pagar más días. Así que ahora debemos buscar otro lugar —, le dijo Karen, en un intento de ponerla en una posición difícil. Pero, en cambio, Aylin corrió hacia su cartera y sacó su billetera. Extendió un puñado de billetes hacia Karen, quien peleó internamente antes de aceptarlo. —¿Esto es todo lo que tienes?
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