Llegué a la clínica, me encontré con Benjamín, le pedí que, si podía dejarme dormir hoy al lado de mi mujer, prácticamente se lo imploré, al final aceptó porque ya la habían sacado del coma inducido y no ha reaccionado, si le hablo puede que reaccione más rápido. Pero no voy a hablarle, voy a cantarle las canciones con las que la recordaba y otras que utilicé para conquistarla en la universidad, solo le he cantado a ella. Benjamín me acompañó.—Alejo, háblale. —afirmé.—No voy a hablarle, sino a cantarle.—Mientras no lo hagas duro, mira el lugar donde te encuentras.Me dejaron solo, la tomé de la mano. Le acaricié el cabello por un rato, escuché el corazón latente de mi hija. —Belleza, voy a cantarte un par de canciones que nunca te había cantado, pero serán la antesala, luego si cantaré todas tus canciones, esas con las cuales te enamoré y no voy a parar hasta que esos bellos ojos me miren. Sabes que soy Diomedista, escucho mucho vallenato, pero ¡sabes, el compae Diomedes es el com
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