30. ANUNCIO
Andrés al ver lo que pretendía hacer su esposa, giró la cara visiblemente enojado, tirando de Viviana por su cintura ante la mirada de todos que no entendían qué era lo que estaba sucediendo. Sabían que era la mejor amiga de su hija, como también que él le había pagado todos sus estudios y la trataba como a Trinidad. ¿Entonces qué significaba esto ahora? Porque todos podían ver como la sostenía posesivamente, no como un padre, sino, como un hombre a una mujer, y qué mujer. ¡Viviana estaba deslumbrante y bella! Ante ella Leviña, que a pesar que se había esmerado para estar muy bella ese día, Viviana era una hermosa y deslumbrante flor en la cúspide de su juventud, lo cual hacía lucir a Leviña vieja y arrugada. Ésta aunque rabiosa ante el rechazo de su esposo, terminó por darle un beso en la mejilla, al Andrés girar su cabeza, y se colocó a su lado sonriente.—Al fin llegaron —dijo con una sonrisa fingida, bien alto para que todos los escucharan y a continuación preguntó de igual m
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