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Todos los capítulos de ¡Ámame, Alfa testarudo!: Capítulo 41 - Capítulo 50
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Capítulo extra XII. Parte II.
Pasé una noche de m****a y una mañana aún peor ya que el cadáver había atraído la atención de los animales e insectos carroñeros. Caminé a unos metros de distancia antes de dejarme caer de nuevo. Mi único consuelo era que moriría y por fin estaría a lado de mi pareja y mi bebé. Si, moriría sonriendo con es pensamiento… o eso pensé hasta que una molesta humana regresó y habló sobre tonterías de ayudarme a mejorar. Le gruñí, le lancé algunas dentadas de advertencia pero ¿Qué hizo? Seguirme hablando como si fuera un infante y no un maldito adulto. Ella colocó algo sobre mis ojos y al principio me escoció un montón, pero luego la zona se fue adormeciendo. Hizo lo mismo con mi pata herida. -Esta flor se le conoce como “flor eléctrica”. – Dijo la humana mientras acariciaba suavemente mi costado. – Tiene muchas propiedades, pero la más destacable es que si se muerde te puede anestesiar la boca. Yo lo uso con mi pequeña cuando tiene alguna herida; espero que funcione también contigo. Mi c
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Capítulo extra XIII.
Rowan. -Repítelo. -Renuncio. Rose se echó a reír y yo contuve mis ansias de mandarla a la m****a. Bastian me miró intrigado y cruzó lentamente las manos. Desde que regresamos a la manada me había enfocado en hacer mi papeleo, parte del de Rose y muchas peticiones de ayuda de parte de los nuevos inquilinos que comenzaban a ocupar las casas recién construidas. “El azul trae mala suerte”. Así que ahí va el Beta a comprar un galón de pintura diferente. “La dirección de la puerta es incorrecta. Debería de ir hacia el Este”. Y ahí va el Beta con un jodido martillo. He estado cumpliendo los caprichos más estúpidos que se me pueden asignar y, aun así, mi mente seguía estando en una manada en donde se te congelan las bolas. Pero no era por eso que tenía que irme. -¿Y se puede saber por qué mi mejor Beta piensa abandonar a su Alfa? -Soy tu único Beta. – Dije queriendo rodar los ojos. -Creo que lo que el querido Rowan quiere decir es que necesita tiempo para planear cómo arrastrarse a
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Capítulo 27.
-¿Lo reviví? – Preguntó la cachorra esperanzada. -No lo sé. – Dije honestamente. - ¿Tú qué dices, Nico? ¿Estás vivo? -¿Si estoy vivo puedo comer galletas? – Preguntó el cachorro desde su posición en el suelo. Habíamos estado aquí por casi tres horas y en las dos primeras conocí la historia de cada uno de los pequeños. Tuvimos una fiesta de autocompasión y abrazos, todos fuimos amigos. Así fue como nos encontró la doctora Paula antes de decidir que debíamos de hacer algo más con nuestras vidas. Así que aquí estábamos, aprendiendo primeros auxilios de la mano de una muy dura maestra. Yo ya había muerto al menos tres veces en sus manos. -Muerto. – Dijo Paula pasando por nuestro grupo y los tres nos desanimamos. – No es complicado, solo tienen que presionar con un poco más de fuerza en el pecho. Es como si cantaran y siguieran el ritmo con las manos. -Mis manos no tienen ritmo. – Dijo Bibian mientras miraba sus extremidades. – No me extraña que Nico esté muerto. Yo oculté una sonri
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Capítulo 28.
Lo primero que vi fueron sus ojos y luego vinieron los dientes.Un amigo no enseña los dientes como saludo… a menos que seas el Alfa Alan, pero este lobo no era blanco.Parecía que estaba saliendo en cámara lenta; sus ojos me hablaban de muerte pero fueron sus gruñidos los que me convencieron de que su objetivo no era hacer amigos.Tuve un breve recuerdo de mí siendo una niña asustada en la oscuridad y un lobo visitando mi celda. Igual que ahora, el tipo me gruñía con intención de matarme; fue así que deduje por primera vez que mi secuestro tenía algo que ver con algún lobo importante. Quizá un Alfa de otra manada queriendo pedir un rescate por mi.Por mucho tiempo tuve la esperanza de que mi hermano pagaría mi rescate y me liberaría. Nunca perdí esa fe a mi hermano, él me amaba; era solo que en esos últimos años yo simplemente me rendí ante lo inevitable de mi destino.Al menos hasta que Rose fue arrojada a mi celda e intenté protegerla de los terribles abusos usando mi cuerpo como of
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Capítulo 29.
Gritar implicaría que no solo me escucharía la manada, sino también el resto de los lobos invasores, pero no tenía una mejor idea. -¡Ayuda! – Grité lo más fuerte que pude antes de que el lobo saltara hacia mi garganta. Me arrojé lejos esquivando al lobo pero caí con fuerza suficiente como para que el aire abandonara mis pulmones brevemente. Alcé mi vista para ver al lobo muy interesado en el Alfa inconsciente. M****a. -¡Chucho pulgoso! -Grité para llamar su atención. Pude ver que una de sus orejas giró levemente en mi dirección. Necesitaba algo más, así que busqué rápidamente a mi alrededor. No había otra cosa que no fueran rocas y nieve. -A la m****a. – Dije armándome de valor y luego tomé la roca más malvada que pude encontrar. Mi siguiente movimiento sería muy valiente o demente. La arrojé a la cabeza del lobo cuando estaba a punto de atacar al Alfa y me quedé lo justo para ver cómo retrocedió por el golpe certero en uno de sus ojos. Carajo, la sangre, el chillido y el subse
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Capítulo 30.
Yo veía muy grave al Alfa así que lo dejé momentáneamente sobre la nieve y los escombros para comenzar a buscar una salida. Al otro lado del túnel colapsado no podía ver una m****a así que no sería el camino más rápido si tenía un ataque de pánico o si me caía de cara. Técnicamente sabía que estaba cerca, de alguna forma tuvo que haber entrado el señor sin cabeza ¿No? Mi otra opción era comenzar a apilar escombros sobre el borde y subir. No sabía la gravedad de mis heridas así que tampoco sabía si con el esfuerzo físico colapsaría o algo. Así que comencé a buscar mi jodida arma. Gritaría hasta que mis pulmones colapsaran y dispararía a cualquiera que viniera y me mostrara los dientes. Con eso en mente busqué por el sitio aproximado de mi caída. Mis manos a este punto estaban congeladas y sentía que tocar cualquier cosa era como si me estuvieran arrancando la piel. -Me deberás una jodida cena de verdad. – Murmuré entre gemidos mientras movía los escombros. – Nada de carne de venado
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Capítulo 31.
-Un unicornio. – Dijo Rose al otro lado de la línea. - ¿Quieres que le brille el cuerno o eso si es opcional? -No, solo una maestra de lobeznos con paciencia y amor infinito a su profesión que de preferencia sea viuda, que le encanten los entornos estresantes, que no le importe no tener las comodidades básicas y que no vea problemas, solo posibilidades. – Dije cerrando los ojos porque sabía que estaba pidiendo un imposible. Bueno, para ser justos, pensé lo mismo cuando le pedí un doctor y contra todo pronóstico lo consiguió. -Unicornio arcoíris, lo entiendo. – Dijo Rose divertida. – Bien, ahora hablemos de los negocios. ¿Qué está ofreciendo el Alfa Alan a cambio de mi unicornio mágico? Yo arqueé una ceja en dirección del susodicho. Él colocó un brazo sobre sus ojos. Sabía que podía escuchar cada palabra con su súper audición. Extendió otro brazo hacia mí y yo puse el altavoz; si, yo era muy curiosa. -Mándame a los guerreros que necesitan entrenamiento a mi territorio. Los lobos q
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Capítulo extra XIV.
Alan.Yo era un pésimo Alfa en un montón de sentidos.En vez de preguntarle a Paula por temas sexuales que francamente no eran urgentes, debí de haber prestado más atención a mis cachorros.¿Cómo es que no me había dado cuenta de que tampoco sabían leer? Había asumido que todos en la manada sabían ya que nunca me habían dicho lo contrario.Fue Vanesa la que me ilustró con mucho tacto sobre mi pésimo trabajo, así que tuve que tragarme el poco orgullo que me quedaba y pedir ayuda a su hermano. Menos mal que en este momento si tenía algo para intercambiar con él.De hecho lo había estado pensando durante el mes que dejó a mi cargo a sus guardias bebés; era obvio que necesitaban un instructor y, sorprendentemente yo era bueno enseñándoles la mejor manera de rastrear una presa, en qué puntos debían de golpear y cómo sobrevivir en un ambiente hostil.Fueron cosas que yo tuve que aprender a fuerza de necesidad, dolor y hambre.Ahora tenía a veinte guardias que pulían sus habilidades día con d
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Capítulo 32.
Aun miraba el techo después de que se fuera el señor Frederick. No sabía a qué se refería ni por qué no pudo solo enviar un mensaje. Bueno, mi vida estaba llena de un montón de cosas sin sentido, así que no tenía caso el seguir pensando en ello. Con esa resolución en mente cerré los ojos y me propuse dormir. Solo que dos minutos después la puerta se abrió. Instintivamente abrí con pesar los ojos y luego los abrí aun más cuando vi llegar al Alfa Alan. -M****a, ¡¿Llamo a la doctora Paula?! ¡¿Qué pasó?! Me intenté levantar solo para ser detenido por la suave mano del Alfa al acercarse a mi. -No es necesario molestarla. Vendrá aquí para ver cómo sigues, mientras tanto yo estaré por ahí. – Dijo señalando la otra cama. Yo lo miré con incredulidad. -Esta sangrando. Mucho, por lo que puedo ver. – Dije señalando el costado de su camisa azul claro empapada de sangre. Miré hacia abajo y vi que de hecho estaba goteando. Él miró hacia el mismo sitio y suspiró. -Estoy bien. Eso lo limpiaré
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Capítulo 33.
-¡Genial! – Dijo de nuevo emocionado el señor Han. - ¿Puedo conocer a mis alumnos? -Mañana. – Dijo el Alfa negando con la cabeza. – Por hoy me gustaría que escoja una casa cuyo techo se le caerá encima. Harold lo escoltará y le dará los detalles de los horarios en los que comemos. ¿Tiene algún tipo de entrenamiento como guardia? -Nada de eso. Soy un amante de las letras, no de la violencia. – Dijo alegremente. -Bien. Recibirá entrenamiento en su tiempo libre. ¿Alguna pregunta? -Si. Lo de pagarme con “desprecio y malos tratos” era una broma, ¿Verdad? En cuanto la puerta se cerró y Harold se llevó al señor Han, no pude evitar el reír a carcajadas. Por supuesto que yo también estaba intrigada con el dichoso cartel, así que solo le dije a Rose que me enviara una copia. “¿Estás buscando una nueva oportunidad laboral? ¡Es tu día de suerte! La manada Fivemountains está buscando lo siguiente: Maestra de pequeños cachorros. Requisitos que pueden ser opcionales: 1. Tolerancia a un Alfa g
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