-Un unicornio. – Dijo Rose al otro lado de la línea. - ¿Quieres que le brille el cuerno o eso si es opcional? -No, solo una maestra de lobeznos con paciencia y amor infinito a su profesión que de preferencia sea viuda, que le encanten los entornos estresantes, que no le importe no tener las comodidades básicas y que no vea problemas, solo posibilidades. – Dije cerrando los ojos porque sabía que estaba pidiendo un imposible. Bueno, para ser justos, pensé lo mismo cuando le pedí un doctor y contra todo pronóstico lo consiguió. -Unicornio arcoíris, lo entiendo. – Dijo Rose divertida. – Bien, ahora hablemos de los negocios. ¿Qué está ofreciendo el Alfa Alan a cambio de mi unicornio mágico? Yo arqueé una ceja en dirección del susodicho. Él colocó un brazo sobre sus ojos. Sabía que podía escuchar cada palabra con su súper audición. Extendió otro brazo hacia mí y yo puse el altavoz; si, yo era muy curiosa. -Mándame a los guerreros que necesitan entrenamiento a mi territorio. Los lobos q
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