—¡¿Qué?!— Bramo alterada.—Conserva la calma por favor, creo saber lo que está ocurriendo, ¿Por qué no vamos a la cocina, nos tomamos un té y nos sentamos?— Farfulla Solaria levantando ambas manos en son de paz.—¡No quiero ningún té! ¡Necesito respuestas ahora mismo!— Grito desesperada, haciendo relucir mis ojos licántropos.—Siria, te pido que conserves la calma— Exige la castaña —Sé que estás asustada, pero debes darnos la oportunidad de explicarte el porqué de todo esto.(***)Sara, Solaria y yo nos encontramos en su enorme cocina, Solaria está sirviendo el té, mientras Sara sirve galletas en un plato y las coloca en la barra de cuarzo frente a mi. Las tres guardamos silencio, ellas se enfocan en los suyo, mientras sus rostros revelan los tormentos de su mente, y yo no hago nada más que mirar hacia cualquier concentrando mi vista en la decoración, luces o plantas que me rodean con tal de evadir sus miradas penetrantes que se posan en mi cada dos o tres segundos, como si esperasen
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