Tres días después.Lucia despertó muy temprano y saltó de la cama, corrió hacia la cocina, allí estaba Gabriel preparando café, con su computadora abierta trabajando. Le sonrió al verla.—Buenos días, Gabriel, creo que es hora de irme, no sé a dónde, pero debo irme.—No seas boba, ¿Qué dices? ¿Qué soñaste?—Llevo tres días aquí, la visita comienza a estorbar después de un tiempo y no es justo que te meta en medio.—Sí, es molesto que Enrique me llame día sí y día también, a toda hora, pero tú no me molestas, estoy feliz de tenerte conmigo, como en los viejos tiempos.Sonrió y lo abrazó.—Eres el mejor.—No, tú eres la mejor, la verdad has cambiado mucho, eres una leona, una mujer muy valiosa, entiendo por qué tu esposo está tan desesperado buscando aclarar las cosas contigo.Lucia bajó la mirada, Enrique rompió su corazón.—Quizás deba volver a esa casa, pero no pienso dormir con él en la misma cama, me siento tan estúpida.Gabriel acarició sus cabellos, le tomó la barbilla con sus ded
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