Algún tiempo después, Maciel llegó a casa y su hija, Ángela, corrió para abrazarlo. - ¿Has vuelto tan pronto? - preguntó sonriendo y abrazándola. - ¿Me parece que a usted no le gustó la sorpresa, mi suegro? - Mauricio trató de burlarse de la expresión del suegro en cuanto lo vio. – ¡Para ya con eso, amor... decidimos volver antes, porque te extrañé papá! - Ángela intentó deshacer aquel ingrato reencuentro entre su marido y su padre, los dos nunca tuvieron una relación amistosa, a pesar de nunca haber faltado con el respeto el uno con el otro. – Pero, por supuesto, estoy feliz de tenerte de vuelta, hija mía, y por supuesto que tengo a mi yerno mañana a las siete de la mañana para trabajar conmigo en la empresa. Yo no renuncio a tener esa felicidad. - Maciel sonrió irónicamente al yerno, que no le gustó andar de tener aquel compromiso. Desde soltero, Mauricio no podía oír hablar de la palabra trabajo, se había casado con una mujer millonaria, justamente para tener una vida tranquil
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