Elizabeth Estaba yo en el cuarto, aburrida y sin encontrar posición en aquella cama, cuando el médico llamó a la puerta y entró con el prontuario en la mano. Mi corazón fue de 8 a 80 en segundos, no puedo ser liberada ahora sin que el viejo lo sepa. - Claro, puede entrar doctor. - ¡Está libre Elizabeth, ya puede irse a casa! Tan pronto como salió la enfermera me ayudó y me puse la ropa del día del accidente, trajeron una silla de ruedas y salimos hacia la entrada del hospital. Yo parecía estar saliendo de una película de terror donde yo era la finalgirl, afortunadamente era un hospital privado y había sido tratada demasiado bien. - ¿Puede llamar a un taxi, por favor? Enferm. - Creo que no necesitará... Maciel me estaba esperando apoyado en su hermoso auto, y él ya estaba hasta arreglado de las abolladuras del choque. Ni siquiera pude disimular la alegría y el alivio de saber que estaba allí para llevarme, aunque fuera a algún hotel. Seguramente pasó la noche pensando en todo
Algún tiempo después, Maciel llegó a casa y su hija, Ángela, corrió para abrazarlo. - ¿Has vuelto tan pronto? - preguntó sonriendo y abrazándola. - ¿Me parece que a usted no le gustó la sorpresa, mi suegro? - Mauricio trató de burlarse de la expresión del suegro en cuanto lo vio. – ¡Para ya con eso, amor... decidimos volver antes, porque te extrañé papá! - Ángela intentó deshacer aquel ingrato reencuentro entre su marido y su padre, los dos nunca tuvieron una relación amistosa, a pesar de nunca haber faltado con el respeto el uno con el otro. – Pero, por supuesto, estoy feliz de tenerte de vuelta, hija mía, y por supuesto que tengo a mi yerno mañana a las siete de la mañana para trabajar conmigo en la empresa. Yo no renuncio a tener esa felicidad. - Maciel sonrió irónicamente al yerno, que no le gustó andar de tener aquel compromiso. Desde soltero, Mauricio no podía oír hablar de la palabra trabajo, se había casado con una mujer millonaria, justamente para tener una vida tranquil
[...]Anastasia llega a la empresa, elegante y con un tacón altísimo pisando firme.- Hola, ¿puede anunciarme para Maciel, por favor?La secretaria responde avergonzada.- Lo siento, señora Anastasia, pero el señor Maciel salió mucho antes de lo habitual hoy.– ¡Está bien, quería llevarte a almorzar, pero lo llamaré después! - Anastasia salió decepcionada y avergonzada de aquella situación, aunque no tenían nada serio, ella se sentía dueña de él.Ella se subió al auto y sacó el celular de su bolso, nunca quiso parecer agobiante con Maciel o celosa, pero su instinto pedía respuestas urgentemente. El teléfono sonó varias veces, hasta que se cortó...– Siento que te está pasando algo malo Maciel y voy a averiguar quién es esta mujer, que está robando tus pensamientos de mí. ¡Sí, claro que hay otra!Anastasia tira su teléfono al asiento del coche y acelera irritada.ElizabethVestí algo mucho más revelador, un vestido siempre surte el efecto esperado en cualquier hombre, aún más así bien
ElizabethTocaron el timbre, pensé que podría ser Maciel una vez más para verme y fui abriendo la puerta emocionada, mientras desamazaba mi vestido con las manos para verme más presentable.- Maciel te volviste...- Mi sonrisa se desvaneció al ver a aquella mujer en la puerta del apartamento.- No, no es mi padre! - ella respondió altiva.Reconocí la serpiente venenosa de su hija.- Buenas tardes. - Respondí sosteniendo la sonrisa irónica.- ¿Puedo entrar yo?Ella ya fue entrando y casi me atropella, aquella mujer me miraba con una expresión de asco que me daba ganas de agarrar en su cuello.- Claro, pase, por favor.Ella se sentó y puso el bolso de al lado, era una mujer elegante y fina, como siempre soñé ser, a pesar de la arrogancia y la arrogancia demasiado. Pero no tan bella ni tan astuta como yo.- ¿Sabes quién soy?- Lo sé, hija de Maciel, vi tu foto hoy en su celular. - Mi respuesta la dejó aún más irritada.- Me parece que ustedes dos son muy íntimos.- Depende de lo que quier
Elizabeth Él no podía alejarse de mí, así que decidí hacerme recordar, tenía que estar en sus pensamientos todo el tiempo y me atreví a llamar a la empresa. - Hola. Me gustaría hablar con Maciel. - ¿Quién quiere hablar con él? - Dile que es Elizabeth. - ¿Puede adelantar el asunto? Es que él acaba de llegar y ya está bien ocupado... - Puede estar seguro de que a mí me va a atender, anda, hace su trabajo bien y pasa bien rápido la llamada. [...] La secretaria cubrió el teléfono con una mano. - Qué maldita sea... - ¡Buenos días a ti también! - Mauricio la saludó sonriendo por el modo no tan educado que ella había tratado a alguien en el teléfono. - Buenos días, señor, solo un instante. ¿Señor Maciel, tiene una muchacha queriendo hablar, dice que es Elizabeth... debo pasar la llamada? - Claro, puedes pasar. Maciel respondió con entusiasmo. Ella pasa la llamada y Mauricio queda intrigado por aquel nombre y el hecho de ser una chica que tanto desea hablar con su suegro. - ¿Sa
ElizabethLo abracé, sentía su barba rozando mi cuello y me daba escalofríos. Nos besamos tanto que perdí la noción del tiempo y del espacio, ya estaba oscuro y él ni siquiera recordaba volver a casa también, hice unas palomitas y vimos una película y nos vimos como una pareja en un viernes lluvioso. Su teléfono ha sonado...Miró sin avergonzarse ni tratar de ocultarme el nombre del contacto que llamaba por él: Anastasia, tal vez quería ponerme celoso.- Puede contestar, debe ser algo importante. - Le avisé.- No es nada. ¡Prefiero quedarme aquí besándote hasta tarde!Maciel tiró el móvil lejos, nos besamos de nuevo desde donde habíamos parado y él se fue acostando sobre mí...- ¿Maciel? - Toqué su pecho alejándonos lentamente.- Puedes decir que...- ¿Qué sientes por mí?- Cariño, deseo... ¿Y tú? - Él respondió oliendo mi cuello y pasando la piel de su rostro por el mío.- Me siento protegida cuando estás aquí conmigo, pero cuando se va el mismo miedo y vacío de antes regresan.– Ya
[...]Maciel estaba en la empresa, miraba una foto de él con Elizabeth en su celular. Hace mucho tiempo no pensaba ni buscaba a Anastasia, pero el rechazo de la muchacha cuando el asunto era sexo lo dejaba incompleto. Aún buscaba su antiguo caso para aliviar la tensión sexual, eran encuentros casuales con ella, pero aun así, eso daba esperanza de que algún día la relación con Elizabeth pudiera avanzar, al menos Maciel aún creía en eso.- ¿Señor Maciel, su hijo llegó... puedo dejarlo entrar? - la secretaria le avisó.- ¡Claro Antonia, por favor dile que suba!Minutos después de eso...- Papá, ¿cómo estás?Los dos se abrazan.- Mejor ahora con la familia en casa! - Él sonrió y alisó el hombro derecho del hijo.- Se ve muy animado...Maciel rompió ligeramente la sonrisa.- Apuesto a que Ángela dijo más de lo que debía.- Quiero conocerla papá, si es parte de tu vida quiero saber quién es.- Lo sabrás pronto, Kayo, le daré un trabajo aquí, tan pronto como se recupere del accidente. ¿Crees
[...]Elizabeth salió haciendo enojar a Kayo con su actitud.- ¡No sé qué ganan siendo tan estúpidas! - Kayo las advirtió.– Relaja cuñado fue solo una broma. - Mauricio intentó sortear la situación, inútilmente. Maciel se levantó tirando la servilleta bruscamente sobre la mesa.- Voy a traer a Elizabeth de vuelta y te vas a disculpar con ella Ángela. ¡Está actuando como un niño!- ¡Ni muerta papá!- Porque si no lo haces, comerás en la cocina.- Usted sería incapaz de sacar a su hija de aquí por causa de aquella estúpida, ¿no es papá?- Paga para ver a Ángela! - Él la advirtió y salió rápidamente.ElizabethYo estaba llorando en la sala sentada en ese sofá como una idiota, no quería volver allí y ver la cara de ninguno de esos buitres. Maciel llegó y se agachó entre mis piernas.- Amor, ¿por qué lloras así? ¡Fue solo una tontería de Ángela y si demuestras debilidad, ella pensará que te venció!- Es que son todas finas y elegantes, saben comportarse y usan eso para humillarme. ¡Eso du