CAPÍTULO 2. Un infierno personal
TRES MESES DESPUÉSMar abrió los ojos despacio, se sentó en la cama y se quedó viendo una chancla como si estuviera en piloto automático, porque definitivamente su cerebro no lograba arrancar bien todavía. Miró a su lado y sintió una opresión horrible en el pecho mientras veía dormir a Michael; su pequeño había estado tosiendo toda la noche y ella había hecho lo posible por hacerlo sentir mejor, pero sin tener medicamentos a mano, eso resultaba bastante difícil.Quería quedarse con él y acurrucarlo todo el día, pero por desgracia debía trabajar, así que Michael debía quedarse en la guardería.Lo dejó dormir un rato más mientras iba a la cocina por café, el único desayuno que de momento podía permitirse para ella. La habían ayudado a mudarse a Los Ángeles y ya no se llamaba Marina, ahora era Mar Guerrero, asistente del director de un prestigioso hospital, que a pesar de ser privado no pagaba mucho a puestos como el suyo.Los últimos tres meses habían sido un infierno para ella. Muchas
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