«Hola, cariño. Si estás leyendo esto es porque, bueno, sucedió lo inevitable y si ese no es el motivo, te pido que dejes de revisar mis cosas, pero supongo que es por lo primero, ¿verdad?, porque tú nunca andas ni andarías de chismoso.Hay tantas cosas que quiero decirte y no sé por dónde comenzar. Iremos por el principio, ¿de acuerdo?, ponte cómodo. Estoy seguro que estás parado frente a nuestra cama, siéntate en ella, ¿lo hiciste?».Una triste sonrisa esbozó y se sentó en el borde de la cama.«... Muy bien, cariño. Ahora, quiero que sepas que he sido muy feliz a tu lado. Fuiste esa chispa de esperanza en el momento más duro de mi vida y, gracias a ti, tuve una segunda oportunidad.Los primeros meses fueron desastrosos, caí en una profunda depresión, sin un motivo suficiente para continuar una lucha que, para mí, estaba perdida. Me alegro de haber estado tan errado porque tú estuviste ahí, soportándome, aguantando mis desplantes, mis quejas y Dios sabe que nunca hice las cosas a prop
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