María observaba desde la distancia mientras el señor de la casa se acercaba lentamente. Una mezcla de felicidad y preocupación se apoderaba de ella. Aquel hombre tenía en sus manos el poder de cambiar la vida de Janet y Armando. Él era la única persona capaz de bendecir su relación o separarlos para siempre. Ante esa incertidumbre, María decidió tomar medidas para evitar que aquel hombre se acercara aún más."Eh... Señor, ¿está usted bien?", preguntó con una voz temblorosa.El hombre se detuvo, visiblemente confundido. "Sí, ¿por qué lo preguntas?", respondió con cierta brusquedad.María se sintió incómoda al hablar con él, pero sabía que debía ganar tiempo. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Janet apareció de repente. Ella estaba tranquila, no se imaginaba para qué la llamaba el señor de la casa."Señor", exclamó Janet, interrumpiendo la conversación."Janet, acompáñame", dijo el hombre de la casa, y ambos comenzaron a caminar hacia la sala, dejando a María desconcertad
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