Celos

María observaba desde la distancia mientras el señor de la casa se acercaba lentamente. Una mezcla de felicidad y preocupación se apoderaba de ella. Aquel hombre tenía en sus manos el poder de cambiar la vida de Janet y Armando. Él era la única persona capaz de bendecir su relación o separarlos para siempre. Ante esa incertidumbre, María decidió tomar medidas para evitar que aquel hombre se acercara aún más.

"Eh... Señor, ¿está usted bien?", preguntó con una voz temblorosa.

El hombre se detuvo, visiblemente confundido. "Sí, ¿por qué lo preguntas?", respondió con cierta brusquedad.

María se sintió incómoda al hablar con él, pero sabía que debía ganar tiempo. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Janet apareció de repente. Ella estaba tranquila, no se imaginaba para qué la llamaba el señor de la casa.

"Señor", exclamó Janet, interrumpiendo la conversación.

"Janet, acompáñame", dijo el hombre de la casa, y ambos comenzaron a caminar hacia la sala, dejando a María desconcertada y sin saber qué hacer para evitar que Armando y Janet continuaran su relación.

Los celos la atormentaban y los siguió para escuchar su conversación e intervenir.

[...]

El señor de la casa se sentó en la sala, mientras Janet tomaba asiento frente a él.

"Señorita, lamento interrumpirla en sus labores. Quería hacerle una propuesta", comenzó el hombre, su voz llena de solemnidad.

Janet sabía exactamente de qué se trataba y decidió ser directa.

"Yo ya tengo a alguien", respondió con una voz bastante cruda, tratando de dejar en claro que tenía una relación con Armando.

Al escuchar esas palabras, el hombre recordó las sospechas que tenía sobre Armando y lo que él le había revelado. Dudaba de la veracidad de las palabras de Janet, pero decidió indagar más a fondo.

"¿Quién es?", preguntó con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

"Es un hombre de la ciudad. No se preocupe, él no vendrá aquí", respondió Janet, intentando calmar el ambiente.

El señor de la casa no le creía del todo, pero consideró la posibilidad de deshacerse de aquel hombre y poner fin a esa incómoda situación. Quería que Víctor formara una familia en cuestión de semanas y en meses ya le diera nietos que él pudiera instruir si controlaba su comportamiento al estar con esa chica. Tenía cierto miedo a que fueran como su hijo, pero esa era la única forma que encontró ya que sabía los sentimientos de Víctor por ella. Además él era el primogénito y todo le pertenecería.

"No hay problema. Creo que lo más conveniente es terminar esta conversación", dijo con un tono frío y distante.

Janet se sentía incómoda, estaba a punto de revelarle que aquel hombre con el que estaba era Armando, uno de los hijos del señor. Sin embargo, decidió guardar silencio, ya que no sentía ninguna presión por parte de él para revelar la verdad.

"Con permiso", se levantó de la silla y salió de la sala, dejando al hombre sumido en sus pensamientos. De pronto María apareció y entró a la sala.

Mientras Janet abandonaba la sala, el señor de la casa quedó inmerso en un mar de pensamientos tumultuosos. Las palabras de Janet habían dejado algunas dudas en su mente. ¿Realmente había alguien más en su vida? ¿Podría ser Armando, su propio hijo? La idea lo molestó. No sabía qué hacer, esto generaría una discordia entre hermanos que sabía que terminaría mal.

El señor recordó las palabras de Armando, las noches en vela intentando aclarar si su hijo estaba implicado en aquella relación que ahora parecía ser un obstáculo para el futuro que tenía definido para ellos. Había mantenido sus sospechas en silencio, pero las palabras de Janet lo pusieron a dudar.

La habitación se volvió rara, el aire cargado de tensión. María, quien escuchó parte de esta conversación, sentía el pulso acelerado de su corazón y la urgencia de actuar. Quería que el señor descubriera la relación entre Janet y Armando. Sentía que su obligación era revelar ese amor prohibido.

Lentamente, María se acercó a la sala, tratando de controlar su propia ansiedad. Sus pensamientos y los miedos la tenían dudando, pero sacó valor para contarle la noticia al señor de la casa y separar a Armando de Janet.

"Señor, lamento interrumpir, pero... hay algo que debo decirle", susurró con la voz temblorosa.

El hombre la miró con sorpresa y cierta irritación.

"¿Qué es tan importante que no puede esperar a esta hora, María?", preguntó con impaciencia.

Ella tragó saliva, sintiendo la responsabilidad sobre sus hombros.

"Señor, lo que Janet le dijo antes... era cierto", confesó, luchando por mantener la firmeza en sus palabras. " Y.... Armando es el hombre del que ella habla"

Un silencio tenso llenó la habitación, como si el tiempo se hubiera detenido. El señor de la casa quedó atónito, sus ojos clavados en María, buscando desesperadamente alguna señal de que todo era un malentendido. Pero en el fondo de su corazón, sabía que probablemente era verdad.

La ira, el dolor y la traición se mezclaron en una tormenta emocional. Los ideales y las expectativas que había concebido para su hijo Víctor chocaron violentamente con la realidad que se le presentaba. Esto era un problema familiar que podría terminar en tragedia. Dos hermanos enamorados de una misma mujer tendrían un final fatal.

María, consciente del problema que sus palabras habían causado, se acercó al señor con una mirada compasiva.

"Señor, entiendo que esto sea difícil de aceptar, pero es cierto. Su hijo es la persona con la que ella ha estado últimamente. Creo que tal vez llevan más tiempo juntos"

El señor de la casa se sumergió en un mar de pensamientos tumultuosos, debatiéndose entre la trad

ición y el deseo de la felicidad de su hijo. En su mirada, se vislumbraba una lucha interna que tenía.

El romance entre Janet y Armando estaba en riesgo. El señor debía decidir si permitiría que la pareja siguiera, o si impondría su voluntad y los separaba, arriesgándose a perder a su hijo Víctor.

El tiempo se detuvo, mientras el señor de la casa tomaba una decisión que cambiaría la vida de todos los involucrados. La tensión en la sala era muy alta, él trataba de concentrarse y no liberar la rabia que sentía por la situación, dañando algo de la sala.

Solo dijo unas palabras.

"Gracias por contactármelo, puede retirarse, necesito estar solo"

"Con permiso, señor", respondió ella.

La chica se fue de la sala rápidamente, ignorando el problema que había pasado, poco después el hombre estaba furioso, se sentía traicionado por Armando, no sabía en qué momento él se acercó a Janet. Solo se le ocurrió buscarle una pareja a su hijo para alejarlos y continuar sus planes con Víctor, ya que por su comportamiento violento no quería problemas con otras familias ricas, prefería controlarlo, y tal vez instruir al primogénito de su hijo mientras estuviera vivo si Víctor no cambiaba. La familia de Janet tenía una deuda millonaria que en los siete años ella trató de pagar con su trabajo allí, pero no iba por la mitad. Esa era la única excusa que tenía el hombre para obligarla a casarse con Víctor y borrar la deuda.

Miró en su libreta todos los números de celular de sus contactos y trató de buscar a alguno de sus amigos para encontrar la pareja de Armando.

Sabía que encontrar la pareja adecuada para Armando sería una tarea crucial para alejarlo de Janet y preservar sus planes con Víctor.

Después de revisar meticulosamente los nombres y números, encontró uno que llamó su atención. Era un viejo amigo suyo que siempre había mostrado interés en la vida de su familia. Decidió llamarlo y plantearle la situación.

"¿Hola? ¿Damián?", dijo el señor al otro lado de la línea, su voz aún cargada de emociones encontradas.

"Dime, amigo mío. ¿En qué puedo ayudarte?", respondió Damián, curioso por la llamada.

El señor tomó aire y se preparó para explicar la situación. "Necesito un favor importante, Damián. Estoy buscando una pareja adecuada para mi hijo Armando. Quiero alejarlo de una relación que considero inapropiada".

Damián guardó silencio por un momento, procesando la solicitud de su amigo. Sabía que su amigo era una persona influyente y que no era prudente cuestionar sus decisiones, pero también conocía la importancia de la felicidad y el amor en la vida de una persona.

"Comprendo tu preocupación, amigo mío, pero debes considerar si imponer tu voluntad sobre la felicidad de tu hijo es lo más adecuado. El amor puede ser un sentimiento poderoso y resistente a la manipulación. Nosotros vimos eso hace unos años, y la mayoría de esos matrimonios terminaron mal ", respondió Damián con cautela.

El señor frunció el ceño, molesto por la respuesta de su amigo. No quería que le recordaran que estaba en conflicto con sus propios principios y deseos. Sin embargo, sabía que Damián tenía razón.

"Lo entiendo, Damián, pero tengo mis razones para actuar así. Solo necesito que encuentres a alguien para Armando lo antes posible, si es un familiar tuyo mejor" insistió el hombre.

Damián suspiró, sabiendo que no podía cambiar la decisión de su amigo.

"Está bien, haré lo que me pides. Pero te insto a reflexionar sobre lo que realmente deseas para tu hijo. Ellos no siempre hacen lo que uno quiere. Esto te puede dar problemas, pero te ayudaré en esto".

El señor asintió, aunque su convicción aún prevalecía. "Agradezco tu comprensión, Damián. Espero tus noticias pronto".

Tras finalizar la llamada, el señor de la casa se recostó en su silla, sumido en sus pensamientos. Sabía que estaba tomando decisiones difíciles, pero creía que estaba actuando en beneficio de su familia y sus planes. Ahora, solo tenía que esperar y ver cómo se desarrollaban las cosas.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo