Con ojo agudo, la madre de Leandro verificó todos los arreglos; una enorme sonrisa se adueñó de sus labios al ver que los preparativos eran perfectos, que la boda de ensueño que enlazaba a las dos familias poderosas, sería un hecho. ¡Su apuesto hijo, al fin se casaría!Mila y Leandro eran la pareja perfecta. Ellos tranquilamente podrían estar juntos, amarse a la vez. No solo era una unión marital por intereses. Paulette, la madre de la novia, hizo acto de presencia, un poco confusa. La mujer ataviada en un elegante vestido, llena de excesivos remilgos. —¿Has visto a Remi? Estaba hace un momento hablando por el móvil, lo he perdido de vista —chasqueó la lengua, se refería a su marido. —No, quizá está afuera. ¿Ya han terminado con Mila? —Sí, está tan hermosa. Hemos estado esperando este momento desde hace mucho... Ambas compartían la misma alegría.—Leandro y ella son el uno para el otro —aseguró. Después de eso, Mariola, se retiró. Y la mujer se rindió, retornaría con su hija.
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