Roger estaba nervioso, la presentación había comenzado y su esposa no llegaba.La había intentado llamar por teléfono varias veces, pero no contestaba.—Mamá, ¿por qué Elizabeth no vino contigo? —le preguntó en cuanto vio a su madre aparecer junto a su hermana.—Soy su suegra no su niñera, pero si tanto empeño tienes en saber, Elizabeth dijo que no le apetecía nada venir y que estos eventos no son para ella.—Normal, solo a ti se te ocurre invitarla. Elizabeth no encaja en este mundo, pero al menos te sirvió para algo, la prensa se compadece tanto de ti por haberte casado con ella que ahora todos creen que eres un santo —continuó su hermana.—Un comentario más sobre mi esposa y les juro que…—¿Qué, hijo? Ahora resulta que no podemos opinar con libertad. Elizabeth es buena chica, no discutimos eso, pero tu hermana tiene razón, esa mujer no encaja en tu mundo. Te casaste con ella por el motivo que todos sabemos, pero no necesitas disimular frente a nosotras.—Pobre de mi hermano, aprove
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