Lizzie¿Cuántas veces más voy a tropezarme con este hombre?Que me lo haya encontrado en el hospital ya es una tremenda coincidencia, pero que esté aquí metido detrás de la cortina, espiando lo que hago con mi abuela, esto ya no es casualidad.Debí saber que me seguiría, aunque para ser sincera, no creí que le iba a interesar tanto mi vida.—¿Qué estás haciendo? —pregunto, pues él se ha quedado paralizado como si hubiese visto al mismísimo demonio.—Ah… yo…—Lizzie, ¿quién es este muchacho tan guapo? —indaga mi abuela sin tapujos.Casi se me van los ojos tratando de hacerle entender que no diga cosas como esas.—No es nadie abuela, seguramente está perdido, ¿no es así?—Ah… sí, cuánto lo siento, me equivoqué de habitación.Stefan sale disparado de ahí con las mejillas encendidas en rojo. Es obvio que está avergonzado y con justa razón. ¿Qué clase de loco psicópata sigue a alguien más, lo espía y luego se oculta detrás de una cortina?—Qué extraño, me pareció que lo conocías.—¿Qué? No
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