Todos los capítulos de Una madre para mis hijos, una esposa para mí: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Las cartas sobre la mesa.
Al día siguiente Hafid y la madre de los niños, se dirigieron a la cita con los abuelos maternos de sus hijos, ya ellos estaban en el lugar; cuándo estuvieron los cuatro reunidos, Sylvia expresó las condiciones de ellos, como padres. Ella les contó, cómo los niños, por sí solos habían deducido, que ellos eran familia de ella; las visitas serían supervisadas y monitoreadas, para evitar que cometieran alguna imprudencia al hablar de la madre real, delante de Amira y Farid. Hafid intervino la conversación, diciendo:— A la primera infracción de parte de ustedes, les aseguro que no volverán a ver a los niños, los dos ya conocen el poder que tengo para anular cualquier derecho que crean tener. — Está bien Hafid, no tienes porque amenazarnos, nosotros cumpliremos las normas y nos ajustaremos a lo requerido por ustedes— dijo la señora. —Mientras ustedes se comporten de manera adecuada, de mí tendrán toda la consideración, — dijo Hafid— pero si intentan traspasar los límites, me conocer
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Conociendo a los abuelos...
Al día siguiente Hafid y la madre de los niños, se dirigieron a la cita con los abuelos maternos de sus hijos, ya ellos estaban en el lugar; cuándo estuvieron los cuatro reunidos, Sylvia expresó las condiciones de ellos, como padres. Ella les contó, cómo los niños, por sí solos habían deducido, que ellos eran familia de ella; las visitas serían supervisadas y monitoreadas, para evitar que cometieran alguna imprudencia al hablar de la madre real, delante de Amira y Farid. Hafid intervino la conversación, diciendo:— A la primera infracción de parte de ustedes, les aseguro que no volverán a ver a los niños, los dos ya conocen el poder que tengo para anular cualquier derecho que crean tener. — Está bien Hafid, no tienes porque amenazarnos, nosotros cumpliremos las normas y nos ajustaremos a lo requerido por ustedes— dijo la señora. —Mientras ustedes se comporten de manera adecuada, de mí tendrán toda la consideración, — dijo Hafid— pero si intentan traspasar los límites, me conocer
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La vida, no es complicada...
Sylvia, los abrazó en gesto cariñoso. — ¡Hola! ¿Cómo están ustedes? Me alegro de tenerlos acá, gracias por venir y conocer a los niños— dijo ella. — Nosotros, también estamos felices de estar acá hija, gracias por la oportunidad qué tenemos de verlos, no sabes lo que significa esto para nosotros— dijo la abuela. —¡Vengan abuelos, quiero mostrarles nuestra habitación!— dijeron los niños al unísono. Cada uno, tomó a uno de los abuelos por la mano y los condujo hasta el interior de la casa, Sylvia los seguía. Amira y Farid les mostraron sus juguetes, su ropa, cualquier cosa, que a ellos les pareció de interés para mostrar, se las mostraron a los abuelos, para que según lo niños los fuesen conociendo. Amira y Farid se colocaron para posar para una foto. —¡Mamá, tomamos unas fotos con los abuelos por favor! Y también tú— dijo Amira.Así estuvieron entretenidos hasta la hora del almuerzo, luego les hicieron los honores y los llevaron hasta el comedor y los niños hicieron los honore
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Celebrando, como soñé...
— Es un buen punto de vista— dijo él— será entonces que yo he complicado mi vida. — Esa respuesta la tienes tú— dijo ella. — ¿Estás enojada conmigo?— preguntó él. — No tengo porque— dijo ella. — Quizás por haber salido sin despedirte de mi madre y mi hermana— se atrevió a decir Hafid. — Tu tienes tus razones y aunque tengo mis sospechas— dijo ella— no son sino suposiciones y eso no ayuda mucho. Él la miró con un brillo extraño en la mirada, que a ella le hizo sentir un calor extraño. — ¿Sabes algo muchachita?— dijo Hafid— me estás gustando y eso no me agrada. Ella arrugó el entrecejo sin comprender lo que le estaba diciendo. — ¿Qué está sucediendo?— preguntó ella. — No me hagas caso—dijo Hafid. Sylvia se quedó meditando aquello que dijo él, su mirada le había removido algo internamente que no sabía que era, nunca había experimentado este sentimiento. Hafid se encerró en su estudio, allí estaba la foto de Rachel, sonriente y llena de vida; ¿porque tenía que amarla tanto? ¿C
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Navidad... Hospital
— Hafid, ¡Es un juego de collar y aretes!— exclamó ella. — Yo sé lo que es, ¿Te gusta?— preguntó él. — ¡Es exquisitamente hermoso!— dijo Sylvia. Él sonrió ante el rostro emocionado de ella y dijo: — Es tu regalo de Navidad— dijo él. Ella abrió los ojos como platos y dijo:— ¡Hafid, eso debió costarte una fortuna!— dijo ella. — No te creas, ¿quieres que te lo coloque para que puedas ver cómo se te ve en el cuello?—preguntó él. Ella asintió con la cabeza, se dió la vuelta alzando un poco su cabellera para que se le hiciera más cómodo colocarle el collar. Se vio en el espejo y la imagen era imponente. —Te ves regia— dijo él— quiero que lo uses en la celebración de año nuevo. — ¡Gracias! — dijo ella— mi regalo no fue tan sofisticado. — ¡A mí me encantó!— dijo él. Se prepararon para dormir, ella entró en el vestidor para evitar desnudarse de él, Hafid sonrió al recordar el incidente de unos días atrás, pronto estuvo listo para estar bajo las sábanas. Cuando ella entró al cuarto
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Buena influencia...
A la mañana siguiente, Hafid estuvo muy temprano en el hospital, los resultados habían arrojado que Sylvia tenía una bacteria, que le había provocado una severa infección intestinal. El doctor le mandó una dieta estricta y mucho reposo, hasta que su sistema estuviese por completo restablecido. Hafid al llevarla hasta el auto le preguntó. — ¿Qué pudo, haberte ocasionado esa infección? Ayer, en la noche de Navidad, estabas bastante bien y muy tranquila,dijo él, algo de lo que comiste te desarrolló esa bacteria. — He estado revisando en mi memoria ese día, y la verdad que no tengo idea, cuando me levanté en la mañana, sentía mi cuerpo muy caliente, la verdad no entiendo; ¿qué sucedió? — dijo Sylvia. Tomé un baño y me fui al cuarto de labore no me provocó comer, fui a ver a los niños y no los desperté, me vine a la habitación, porque me sentía realmente agotada. Yo de verdad pensé, que tenías sueño, los niños fueron los que me alertaron al ver que tú seguías durmiendo tan tarde—
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Preparando el fin de año...
— Lo importante querida Sylvia, es lo que estás haciendo y se ven los resultados— dijo Halima. En la noche después de la cena Hafid buscó un paquete que tenía en el estudio, ya su madre y hermana se habían retirado a dormir, al igual que los niños. Ya Sylvia tenía tres días de haber llegado del hospital, se veía con mejor semblante, él entró de nuevo en la habitación y dijo :— Te compré este regalo,espero que te guste, y puedas usarlo el día de fin de año—dijo Hafid. Sylvia, recibió el obsequio que venía en una hermosa bolsa de regalo, decorada con buen gusto, la abrió y allí dentro había un vestido muy bello. Era negro y elegante, la parte de la blusa estaba elaborada en blonda negra, con detalles en Swarovski, mangas transparentes, la falda amplia en varias capas, de corte asimétrico, al frente llegaba por encima de la rodilla y la parte trasera hasta los tobillos, con zapatos que le hacían el juego perfecto. —¡Esto está bellísimo Hafid! —dijo Sylvia— ¡Gracias, tienes un gust
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¿Que había sucedido?
Hafid sonrió ante la osadía de su madre, de referirse a Sylvia, cómo la mujer perfecta para él, pero disimuló e intentó no hacer caso de ésas palabras. Estuvieron en familia, jugando y participando de la comida, al llegar la medianoche todos salieron a ver los fuegos artificiales. Los niños estaban fascinados con el esplendor de las celebraciones, pero después de un buen rato, estaban agotados y deseaban dormir. También Halima a la una de la mañana ya se rindió y prefirió ir a la cama, su hija Abir decidió acompañarla, fue cuando Hafid dijo a Sylvia:— ¿Me acompañas a bailar hasta el amanecer? Ella sonrió y dijo:— Vámonos pues, ojalá y los niños no se despierten llamándonos. — Eso no sucederá— dijo Hafid. Minutos más tarde estaban en un centro nocturno de la ciudad muy exclusivo, disfrutando de bebidas y baile. El ambiente era muy alegre, todos los presentes tenían un objetivo en común, despedir el año con alegría. Tenían una mesa donde tenían servicios de bebidas, Sylvia
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Una prima que me gusta.
Si tan sólo Hafid se levantara y mientras él esté en el baño, ella podía sacar la sábana manchada, pero tendría qué estar allí vigilando como buitre a que despertara. Como si hubiera hecho una plegaria él se movió y de inmediato ella se colocó de manera estratégica para que no notara la mancha, además de rogar para que no recordara lo acontecido. Él abrió los ojos y ella trató de aparentar absoluta naturalidad. — Buenos días— dijo. Se incorporó hasta la mitad de su cuerpo, que se mostraba completamente desnudo, ella al notarlo enrojeció hasta la raíz de su cabello. Hafid al notar la contrariedad de ella y el color de su rostro, dijo:— ¡Ah caramba, al parecer me desnudaste anoche!Ella arrugó el entrecejo y dijo:— Yo no te desnudé, me imagino que estabas tan pasado de tragos que no lo recuerdas. — ¿Y tú lo recuerdas? — preguntó Hafid— mi mente está en blanco, además de que el dolor de cabeza es inmenso. Ella extendió los dos analgésicos con el vaso de agua, él dijo:— ¡Estás pr
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Deborah... se las trae.
— Eres tan fresco y descarado— dijo Sylvia. El la miró con cara de inocencia y respondió:— ¿Por qué? Solo te digo que no pienso dormir con ella, en esta casa— dijo él.— Entonces, me imagino que si piensas dormir con ella, eso significa que pueden haber coqueteos y manoseos delante de los niños— dijo Sylvia— y no voy a tolerar faltas de respeto. — Te aseguro que me voy a controlar con Deborah frente a ti y de los niños— dijo Hafid. — ¡Quiero que entiendas que a mi no me importa con cuantas mujeres duermas!— dijo ella— pero acá yo represento a tu esposa y soy la madre de tus hijos, se va a ver muy feo que estés dando espectáculos ante los empleados y mis hijos. — Ya te dije, que voy a controlar a esa chica, quién es la que me tiene ganas— dijo él— no tienes porque enojarte, aun no pasa nada, pareces una esposa celosa. — ¡No estoy celosa, Hafid! Solo te aclaro los puntos antes de que sucedan las cosas— dijo ella. — Lo recordaré— dijo él. Salió de la habitación de labores con un
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