Por lo menos, razonas...
Al fin llegaron a casa, entre chofer y algunos de los empleados ayudaron a cargar a Hafid hasta la casa, llevarlo hasta la habitación y colocarlo en la cama, para que pudiera dormir, Sylvia les pidió nuevamente que por favor, no comentaran nada, ni siquiera entre ellos, no quería problemas con su esposo. Después de tener a Hafid dentro de la casa, ella se sentía más tranquila, pobre hombre ¡Cuánto estaba sufriendo, por su primera esposa, necesitaba enfrentarlo y ver cómo podía ayudarlo! Ese día, su esposo durmió de largo, hasta el día siguiente, cuándo él abrió los ojos, el dolor de cabeza era infernal, casi no podía ver la luz del sol por cómo le afectaba la visión. Silvia, qué se había levantado bien temprano, ya había desayunado y preparado a los niños para ir al salón de juegos, estaba sentada al lado de la cama, en espera de que Hafid, abrirá los ojos. — Hola,¿Cómo te sientes? Aunque la pregunta es tonta, porque me imagino que debes de sentirte terrible, aquí tienes un c
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