Cuando Katerin escuchó las palabras de aquel hombre, ella sube su mirada y Zac puede admirar con más profundidad los golpes que ella tiene en su rostro, él tensiona la mandíbula de la rabia.—no lo haga, haga como si jamás me hubiera visto, yo soy una mujer que no vale la pena, y estoy presa a mi destino, del cual no podré salir nunca, por favor llévame a casa, se lo suplico señor.—te llevaré a tu casa— él agarra la bolsa con medicamentos —debes tomarlos, ¿Lo prometes?— pregunta él y ella asienta muy agradecida.Zac, la ayuda a caminar para llegar a su auto, ella sube y cierra los ojos, todo le duele.—¿me das tu dirección?— pregunta él y ella lo hace. —¿Cuántos hijos tienes?— pregunta Zac, sin dejar de mirar la carretera—tres...— responde ella con profunda tristeza y luego fija su mirada en la ventana, al dejarla a Zac a una cuadra por petición de ella. —gracias por traerme señor— ella al ver que ya amaneció, está preocupada, baja del auto y camina hacia su casa, Zac Ferrero, saca s
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