—¡no puedo creer que piensas eso de mi Emily!, sabes que nos contamos todo, solo déjame que bañe a los niños y los acueste a dormir un rato.

—perdona madre mis palabras, pero esto no es de creerlo, explícame por favor— pide Emily.

—hablaremos luego de que los niños duerman hija.

Emily quiere respuestas, está impaciente y siente que no puede esperar.

A la media hora, los niños ya bañados, y luego de que Katerin los consintieran se quedaron dormidos.

Katerin le hace señas a Emily ambas salen al balcón de la habitación, Katerin abre los ojos par en par, al observa el jardín, es el jardín de sus sueños.

—es muy bueno para ser real mamá— habla Emily que también admira el jardín.

—son cosas del destino, precisamente ese hombre apareció cuando más necesito una mano amiga, claro está, que no quiero ser más una tonta hija.

Yo me había quedado varada, era de madrugada, yo salí porque necesitaba un calmante para el dolor.

El apareció y me ofreció su ayuda, sabes cómo soy de desconfiada luego de t