Mi corazón empezó a latir con rapidez.El tamaño de cada uno era intimidante, ellos parecían de verdad unas bestias.Ahora entiendo el porqué mis padres le llamaban de ese modo a Aidan.—¿Dónde está Aidan, Verona?—No sé a dónde fue Luna, la acompañaré a su habitación.No podía rendirme así de fácil.Tengo que echar un vistazo a los alrededores para ver si encuentro una manera de escapar.Sin embargo debo hacerlo con sutileza para que Verona no lo note.—Antes de eso ¿Podrías llevarme por favor a ver el exterior? Aiden nunca me ha dejado salir de la casa.La mujer parecía renuente pero a pesar de eso asintió a regañadientes.—Está bien Luna, pero después de eso debemos volver.Con satisfacción la seguí hasta un jardín inmenso dejando los lobos atrás.Paneé el lugar dándome cuenta que detrás del jardín estaba el bosque.Solo que no sabía a dónde saldría de irme por allí.—Por lo menos he conseguido ver algo.—¿Dijo algo, luna?—No, estoy mirando las flores.En esta ocasión no mentí.Me
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