Zack y Moira siguieron mirándose fijamente, hasta que él por fin volvió a hablar: —No me esperabas, ¿o sí, Moira? ¿No habré arruinado tus planes? —Sonrió secamente.—Sí, de hecho. —Moira finalmente recobró su voz y arrojó la carpeta a la mesilla frente al sofá y lo miró con los brazos cruzados bajo su pecho—. Necesitamos hablar ahora, Zack. A solas. —Por supuesto que hablaremos, claro que sí, luego de que firmes los papeles. —Se acercó a la mesilla, abrió la carpeta y sacó el bolígrafo que había allí, tendiéndoselo.Moira miró de reojo a Lutxi, que se había quedado sin palabras, sin saber qué hacer.—Primero quiero hablar, Zack. —Moira suspiró profundamente, juntando las manos para calmar sus nervios—. Te debo una disculpa…—Me debes veinte años de mi vida —gruñó, irritado—. Firma el maldito divorcio, Moira. Tú y yo ya no tenemos nada de que hablar, y te aseguró que este será el último día en el que me veas a la cara a mí o a mi hija. Ahora firma. —¡No! —Lo miró molesta—. Escúchame
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