―Anthony… ¿Dime que hacer? ¡Juro por Dios que ahora mismo estoy por creer que me estoy volviendo loco! ―expresa mi amigo al borde de tener una crisis nerviosa―. Si no fuera por el hecho de que hace pocos minutos comprendí lo que te estaba sucediendo ―me observa con incredulidad―, creería que incluso tú también lo estás. ―Estaré bien, Wilson ―esta vez soy yo el que responde, quizás porque mi inquilino me lo permite―. Al igual que tú, estoy tratando de encontrarle algún sentido a esta situación, pero siento que mi cabeza está a punto de hacerse pedazos al igual que las piezas de un rompecabezas. Te aseguro que cuando lo entienda y pueda resolverlo por completo, te lo contaré todo. ―No, Anthony, fui yo, el que te concedió el permiso para que le contestaras a tu buen amigo, por ahora es mi voluntad la que impera. Y para responder a tu pregunta, soy yo, el que tiene mucho que contarte sobre mis planes, porque a partir ahora nuestras vidas van a cambiar; bueno, al menos la tuya ―dice a mod
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