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Todos los capítulos de La Heredera: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Oficialmente desempleada
Vivir en Los Ángeles es algo complicado para una mujer que está acostumbrada a algo mas tranquilo. Helena Harrison pasó los primeros 23 años de su vida en una comunidad al norte del estado, Santa Rosa era mas un pequeño poblado y tenía ya casi tres años que se había mudado a la ciudad. Luego del sepelio de sus padres, quienes murieron en un accidente de tránsito y al quedar sola decidió cambiar de aires. También porque había estudiado gestión empresarial y administración y su campo laboral estaba muy lejos de aquel lugar en donde pasó su vida.Caminaba a prisa por la calle para encontrarse con su único amigo, un hombre que la segunda noche que pasó en Los Ángeles la ayudó con su llanta ponchada a la orilla del camino, iba como cada día, peleando con el tránsito insufrible, el ruido incesante y el mundo de personas con las que se topaba al andar por cualquier parte.Tomó la manija de la puerta de aquel café y abrió para entrar, lo miró en la mesa de siempre y se dirigió hasta él.—Perd
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Noche de copas
—Acabo de renunciar —le dijo a Jason cuando este le respondió la llamada.—¡¿Qué?! ¡¿Te hizo algo ese imbécil?!—No, en la noche te cuento.—Ven y dame una mano, estoy a full y me faltaron dos meseros.Subió la caja con sus pertenencias al auto y condujo hasta el restaurante de su amigo, bajó y fue a la cocina de inmediato, lo encontró en las estufas atareado.—¿Qué hago? —Le preguntó luego de darle un beso en la mejilla.—Ponte un uniforme y ayúdame a tomar órdenes, dile a Bianca que te asigne área.Enseguida se puso un uniforme para meserear y Bianca le dijo a donde ir, fue rápida para tomar órdenes y pasar platos, entre lo que ambos hacían le iba contando lo sucedido.—Es un estúpido macho —le dijo mientras acomodaba los platos en la charola y salió a prisa a entregar.—¡Buen provecho! —Les deseó a los comensales y volvió a la cocina.—Ya lo veo, pensará que está en medio oriente donde hay que guardar silencio y rendirle por ser hombre, hiciste bien.—Lo se, me pesa estar sin traba
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La otra verdad
Se levantó y escuchó ruidos en la cocina, no lo escuchó llegar durante la madrugada.—Hola ¿Cómo te fue? —Le preguntó en un bostezo y él puso delante de ella un plato con huevos con tocino y una salsa picosa para evitar que la resaca les llegara.—Bien ¿Y a ti?—Igual, caí muerta y no te sentí llegar.—Apenas llegué ya para amanecer, la chica quería levantarse a preparar un desayuno y todo eso —le hizo un raro ademán con sus manos y Helena sonrió —y sabes que eso no me gusta.—Pero estás aquí, metido en mi cocina y preparando el desayuno —le dijo entre risas —no entiendo que te vayas siempre que te ofrecen algo.—Pero nosotros somos diferentes, nosotros tenemos claro que compartimos sexo pero que nos une una amistad inmensa, ellas quieren algo mas, algo que ni quiero ni puedo darles y yo se que tú no.—Cierto —admitió con desgano —sirve mi café entonces y desayunemos como los buenos amigos que somos.Cuando terminaban de lavar los platos el timbre sonó y Jason fue a abrir, enseguida v
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Casualidad inesperada
—¡Wow! Estás preciosa —le dijo al verla salir con un vestido rojo entallado y que daba solo a media pierna.—Gracias —sonrió con suficiencia, se sabía hermosa, pero no era consciente qué tanto. Tenía un cuerpo de medidas y proporciones de ensueño, cabello largo y ligeramente ondulado, su rostro daba la apariencia de la inocencia y pureza y era la mujer mas ardiente y perversa en la intimidad. Ojos cafés, cabello castaño oscuro y piel apiñonada, una sonrisa hermosa y penetrante.—Vamos entonces, no hagamos esperar a la diversión —le dijo Jason y la tomó de la mano para ir al auto, ella llevaba solo un pequeño bolso de mano con sus tarjetas, identificación y el celular.Cuando llegaron al lugar fueron directamente hasta la barra y se acercó a ellos Roberto , el amigo de Jason.—¡Eso! Llegó mi amigo el irresistible —le dio un abrazo efusivo y a Helena un simple beso en la mejilla, el gesto fue un tanto forzado por parte de ambos y Jason solo sonrió por lo bajo.—Es evento privado, según
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El viaje
Helena también se fue lamentándose por no haberse podido quedar, pero aún tenía que llegar a su casa a bañarse, recoger sus cosas e ir al aeropuerto.—Pensaba ir por ti —le sorprendió Jason al abrir la puerta, estaba de pie con su maleta y vestido para salir —es tarde.—Lo se, perdón. Me doy un baño rápido y nos vamos.—Pero ya, anda.Entró corriendo y se dio apenas un regaderazo, solo quería despertar un poco y quitar de su piel el olor a sexo que era mas que evidente. Vistió unos jeans con tenis y una polo blanca con una chamarra encima, medio secó su cabello y lo ató en una coleta alta, luego salió a prisa para ir al aeropuerto. —La que no quería ir a la fiesta mexicana se cogió a un mexicano —le dijo Jason con mofa y ella lo miró conteniendo la risa.—Buenísimo, por cierto.—Me queda claro, dormiste con él y no lo niegues porque es obvio.—No lo niego —respondió al momento —es solo que me ganó el sueño y el cansancio, desperté porque sentí que era tarde y ve, apenas vamos a llega
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Entre papeles
A las ocho en punto estaba en el recibidor del hotel y vio entrar a Carlos con una enorme sonrisa.—Buenos días, Helena ¿Qué tal México?—Hola, supongo que bien, solo he dormido y ya.Rieron divertidos y Carlos la llevó del brazo a desayunar. —Tienes que probar los chilaquiles —la ánimo con entusiasmo —son deliciosos en este lugar.—Mi madre los preparaba muy ricos.—Era excelente en la cocina —le afirma Carlos y sonríe al recordarla. —¿La conociste? —Quiere saber Helena —Es decir, se que sí, pero digo si tuviste trato mas allá de que solo fuera una empleada mas.—Tu madre no fue jamás una empleada mas, Helena. Era una mujer maravillosa que se daba a querer. Claro que la conocí y debo decir que yo servía de pretexto para que tu padre se fugara a verla en sus días de descanso sin que se sospechara de él. Helena deja salir una sonrisa al saber aquello, lo imagina y vienen a su mente aquellas películas de antaño donde es mal visto un romance entre personas de distinto estrato social y
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La llegada
Los días pasaron más rápido de lo que Helena pensaba, ya tenía su identificación oficial en sus manos, el resultado del ADN, el documento que le daba la naturalización como mexicana, pasaporte, incluso su clave de nacimiento. No faltaba nada. Ese último día en la Ciudad de México fueron de compras, Fer le dijo que en Tuxtla el clima era un poco mas caluroso y que debido a que estaría allá por un tiempo sería conveniente que usara ropa más casual.—¿Sabes montar? —Le preguntó su nueva amiga.—Sí, vivimos un tiempo en un rancho ganadero y aprendí a hacerlo, tenía como siete cuando me subí por primera vez a un caballo.—Que padre, te encantará la Hacienda entonces, hay un montón de caballos y puedes salir a montar por todo el monte, no terminas jamás de recorrerlo.—¿Tan grande es? —Preguntó Helena con asombro.—¿Y entonces? Por algo Prudencia no dejó que te encontraran.Helena hizo solo una mueca como si comprendiera.Entraron a varias tiendas y optó por blusas ligeras, tipo top y maxi
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A solas de nuevo
La examinaba de arriba a abajo, la rodeó en repetidas ocasiones buscando algo malo en ella y lo único que encontró fue una mujer igual de arrogante que ella.—Dime cuánto quieres por largarte de aquí. Helena soltó una carcajada y miró a la vieja con desdén, ya veía que todo lo que Carlos y Fer le contaron era verdad, esa mujer era la bruja del cuento.—No vengo por eso, vine en busca de la verdad. Vine a cumplir la voluntad de mi padre, aquel que tú me arrebataste sin derecho.—Mi hijo estaba ciego, no entendía que tu madre no le convenía, que debía poner sus ojos en alguien de su nivel, no una simple campesina.—Es la primera y última vez que te diré esto, a mi madre la respetas o si no haré que la respetes, tú ni con todo tu dinero podrás compararte con ella. Y bueno, que ahora una simple campesina es la dueña de esto, y tú solo eres una arrimada.Prudencia levantó el bastón enérgicamente para golpear a Helena, pensó que haría lo mismo que una vez hizo con Margarita, solo que Helen
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Tarde de hermanos
Al día siguiente se puso en camino a Tuxtla, necesitaba su teléfono y hablar con su amigo. —¿Me estás jodiendo? ¿Cómo crees que el mexicano de aquella noche es tu hermano? —Preguntó Jason con un asombro que casi parecía mas bien escandalizado. —Lo es, no jugaría con algo tan delicado. —Y entonces ¿Qué harás? ¿Cómo estarás con él sin follartelo de nuevo? —Jason, no hay pérdida. Anoche entré a mi recámara y me besó, me tomó por sorpresa y me asustó al punto que lancé mi teléfono, estuvimos a punto de hacerlo de nuevo, pero por fortuna la cordura ganó. —Vaya, esto es delicado, sabiendo ya de su lazo familiar y te besa y se insinúa de esa manera, debes ponerle un límite claro.—Lo se —respiró frustrada, se moría de ganas por repetirlo y esa culpa la estaba matando, no era sano una relación entre hermanos, aunque eventualmente solo medios hermanos. —¿Regresarás? —No lo se, no puedo mandar todo al diablo e irme, debo estar un año y además irme sería doblegarme ante Prudencia y eso no
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Limando asperezas
Helena se enfureció al escuchar eso, no respondió nada, pero hizo que el caballo se parara de manos haciendo caer a Damián, quien por fortuna cayó de pie pero enojado le reclamó. —¡¿Estás loca o qué demonios te pasa?! ¡Pudiste matarme!Helena le dio la vuelta al caballo y con porte y altivez lo miró para abajo, como menospreciando su existencia —Pude, pero no quise y no porque no me dieras motivos, sino porque no soy tan baja como ustedes. Me doy cuenta que eres un patán, un imbécil con todas sus letras y no se en qué concepto me tienes y francamente no me importa, solo una cosa te diré Damián, no te metas conmigo porque te va a pesar.Se dio vuelta y echó a galopar al caballo, le soltó toda la rienda y Damián se quedó ahí parado gritándole que volviera, fue en vano porque no se detuvo ni por un momento. Mientras tanto, Helena rompió en llanto por las palabras de su hermano, tan mal pensaba de ella que quizá su estancia ahí sería un infierno, de los tres solo Benjamín la aceptaba y
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