Helena fue a su habitación y dio un portazo apenas estar dentro, se comenzó a desvestir de manera violenta y lanzó cada prenda con rabia al suelo, un fuerte coraje la consumía por dentro, a la vez que ella misma se decía que debía tranquilizarse, pero es que le molestó demasiado ver a la mujer esa ahí y con tal descaro decir que es la novia de Damián, se fue para no echarla fuera arrastrada del cabello. Se conocía tan bien y sabía que era muy capaz de hacerlo, lo que no sabía era el motivo de sus pensamientos y esos arranques de rabia, o mas bien sí lo sabía, simplemente le costaba admitirlo. Se metió a la ducha y se dio un baño minucioso, sentía que traía tierra hasta en las pestañas y luego de rato salió y se puso una pijama de satín, no pensaba salir mas. Estaba cepillando su cabello cuando tocaron la puerta.—Señorita Helena, el joven Benjamín manda avisar que ya se va a servir la cena.—Gracias, dile que estoy un poco indispuesta y que cenaré aquí.—Sí señorita, enseguida le subo
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