Al día siguiente, Lison se sumergió en los preparativos para la propuesta. Consciente de la creciente fama de Libia, sabía que un restaurante por más privado que fuera no sería el lugar más adecuado para un momento tan íntimo y personal. En su lugar, decidió llamar a alguien para organizarlo todo en la comodidad de su casa.Desde temprano, llegó la señorita Sonia, una mujer alta y de cabello rubio, ella sería la personas encargada de preparar cada detalle con esmero. Colocó velas por toda la casa, creando una atmósfera romántica y acogedora. La mesa del comedor estaba adornada con flores frescas y una elegante vajilla, lista para recibir a Libia en una velada inolvidable. Mientras tanto, Lison se esforzaba por mantener la calma, aunque la emoción y los nervios bullían en su interior. Repasaba mentalmente cada palabra que diría, cada gesto que haría, no quería verse como un idiota, deseaba que todo saliera perfecto. Cuando todo estuvo listo, la talentosa mujer y su equipo salieron de
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