A la mañana siguiente, Libia reflexionó sobre el día anterior y se dio cuenta de que, aunque no tuvieran sexo, el simple hecho de que Tiodor la abrazara con fuerza, la hizo sentirse tranquila, y asustada. No es lo mismo estar con alguien por una pasión desenfrenada que por una conexión íntima. Negó con la cabeza y su mente trajo el recuerdo de Daniel y sintió la necesidad de saber cómo estaba. Salió de la cama y fue directo a la sala a buscar su teléfono dentro de su bolso de mano.Luego de encontrarlo, marcó a Alfonso, preocupada por Daniel y deseando que estuviera estable. No solo de manera física sino también psicológicamente.Al paso de unos segundos, Alfonso, en su estilo brusco y directo, le comentó que no se preocupara.—Ese muchachito engreído está bien. Ni siquiera puede acabar con su vida, no hace nada bien, es un “blandito” de mucho cuidado —sus palabras eran crudas, despectivas, y expresó su frustración de una manera poco comprensiva.—Nunca has sido bueno para empatizar
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