A la mañana siguiente, Libia reflexionó sobre el día anterior y se dio cuenta de que, aunque no tuvieran sexo, el simple hecho de que Tiodor la abrazara con fuerza, la hizo sentirse tranquila, y asustada. No es lo mismo estar con alguien por una pasión desenfrenada que por una conexión íntima. Negó con la cabeza y su mente trajo el recuerdo de Daniel y sintió la necesidad de saber cómo estaba. Salió de la cama y fue directo a la sala a buscar su teléfono dentro de su bolso de mano.Luego de encontrarlo, marcó a Alfonso, preocupada por Daniel y deseando que estuviera estable. No solo de manera física sino también psicológicamente.Al paso de unos segundos, Alfonso, en su estilo brusco y directo, le comentó que no se preocupara.—Ese muchachito engreído está bien. Ni siquiera puede acabar con su vida, no hace nada bien, es un “blandito” de mucho cuidado —sus palabras eran crudas, despectivas, y expresó su frustración de una manera poco comprensiva.—Nunca has sido bueno para empatizar
Días después se enfrascó en una larga jornada de grabación del comercial de las planchas de cabello, Libia se acercó a Alfonso con una ceja alzada y un deje de preocupación en su voz.—Alfonso, ¿puedo hablar contigo? —dijo con una sonrisa forzada, tratando de ocultar su agotamiento.Alfonso se volvió hacia ella, frunciendo el ceño ligeramente antes de asentir.—Claro, ¿qué sucede, Libia?La chica se mordió el labio antes de continuar. —No pude evitar notar que hemos repetido este comercial muchas veces. ¿Hay algún problema en concreto con mi actuación?Alfonso la miró con una expresión tranquila. —No, Libia, todo está bien con tu actuación. De hecho, lo haces genial. El problema no eres tú, sino que la empresa quiere que cada comercial sea diferente, con una perspectiva fresca en cada uno.Libia asintió entendiendo la situación, pero no podía evitar sentirse un poco abrumada. —¿Cuántos comerciales más tengo que hacer? ¿Cuánto tiempo falta para terminar esto?Alfonso suspiró antes d
A sus ojos los días transcurrían tan lentos que le aterraba. Extrañaba tanto a Tiodor, que ni siquiera su apretada agenda le hacía olvidarlo. Recordaba con la cara enrojecida la manera tan hábil con la que sujetaba su cintura. Su corazón se aceleraba con fuerza, anhelando ese contacto piel con piel.—¿Libia, estás bien? —le cuestionó Daniel con ojos entre cerrados. Ella parpadeó saliendo de su ensoñación, a su alrededor, los mozos pasaban a toda prisa sujetando charolas con comida. Libia enseguida se disculpó con su acompañante y le aseguró que no volvería a pasar, poniendo de excusa la gran carga de trabajo.—No te preocupes —le respondió Daniel tomando un sorbo de café.Tras esa reunión, se dictaron los puntos claves que vendrían con el contrato de esa relación a conveniencia, una estrategia de marketing para poder lanzar la carrera de Poza.Aunque en el pasado estuvo renuente, la situación difícil por la que atravesaba el chico le hizo replantearse y acceder a ser su novia fictici
Libia se encontraba grabando un video con Daniel. Se notaba la química —al menos actuada— entre ellos. Al fondo, sentado en una silla plástica negra, Lison observaba la escena sin expresión aparente.La joven se masajeó las mejillas ya entumecidas de tanto sonreír. El camarógrafo se percató y dictó el corte. Ella aprovechó y se acercó a Lison.—¿Tienes hambre? Ya es hora de la comida —le preguntó, tratando de mantener la normalidad.Lison asintió, pero sus ojos revelaban una tormenta interna. Mientras miraba fijamente a Libia, una sombra de preocupación cruzó por su rostro, como si quisiera decir algo pero decidiera guardárselo.—Como veas. Si estás ocupada, no hay necesidad de dejar de trabajar por eso.—Vamos —reiteró Libia.Aunque su respuesta fue serena, Lison ocultaba detrás de sus ojos una mezcla de emociones que Libia no pudo descifrar. El gesto de asentimiento apenas disfrazaba la inquietud que bullía en su interior.Tiodor se levantó de su asiento y salieron del set de grabac
Luego de una corta temporada juntos, los amantes se volvían a despedir. Semana tras semana, las llamadas y mensajes entre Libia y Lison se convirtieron en el hilo conductor de su relación a distancia. La pantalla del teléfono se iluminaba con sus risas y confesiones, pero también con los silencios que se prolongaban más de lo habitual.En una de esas conversaciones, Lison notó cierta tensión en la voz de Libia y decidió preguntar:—¿Todo bien? Pareces algo preocupada.—Sí, todo está bien. Solo un poco cansada, supongo. ¿Y tú cómo estás?Lison percibió la evasiva, pero decidió no presionar, culpando a la distancia.—Bien, igual algo cansado. Mañana tengo un viaje saldré en la madrugada.—Entonces lo mejor será descansar por ahora —dijo Libia, con la esperanza que Lison se negara.—Sí —soltó él, en el aire se prolongó otro silencio incómodo.—Hasta mañana —se despidió Libia con un nudo en la garganta y cortó la llamada.Al día siguiente, Tiodor se sumergía en sus responsabilidades empre
En un momento de vulnerabilidad, su primer pensamiento fue compartir sus sentimientos con Lison. Con las manos temblorosas marcó su número y esperó con nerviosismo a que respondiera. Cuando lo hizo, sus palabras salieron con una mezcla de frustración y pesar.—Hola, estoy viendo tantas publicaciones de mierda. Dicen cosas terribles, y sé que no son ciertas, pero… —tomó aire y como si fuera su secreto más vergonzoso le dijo—: me duele.El hombre del otro lado de la línea cerró los ojos con fuerza y luego de unos segundos le respondió:—Libia, la gente hablará y creará historias sin fundamento. No dejes que eso te afecte. Tú y yo sabemos la verdad, y eso es lo que realmente importa. Los demás que se vayan al carajo.Libia se limpió las lágrimas, agradeciendo las palabras de Lison. A pesar del vendaval de chismes, se repitió a sí misma que lo iba a superar.***El set estaba listo para otra sesión de grabación, pero el ambiente se sentía cargado después del reciente escándalo que habían
La habitación estaba bañada por una tenue luz de la lámpara de noche, y el silencio se volvía pesado mientras Lison compartía con Libia todo lo que había descubierto sobre Alfonso y su traición. Las palabras de Lison resonaban en el aire, y cada revelación era como una puñalada en el corazón de la joven.A medida que escuchaba la historia, un frío nudo de decepción se instalaba en su estómago. Comenzó a caer en cuenta de todas las veces en que la información se filtraba de manera distorsionada, creando una versión retorcida de la verdad. Las lágrimas amenazaron con asomarse en sus ojos, pero ella se las contuvo, enfocándose en las palabras de Lison.La rabia empezó a arder en su interior, y sintió la necesidad de hacerle frente a Alfonso. Tomó su celular con dedos temblorosos y comenzó a escribir un mensaje directo. Las palabras salían como dardos, cada una cargada de la furia que había estado acumulando."Eres un imbécil. Te odio", escribió, sin filtros ni atenuantes. Cada palabra er
Los días avanzaron, y Libia mantiene su decisión de ignorar a Alfonso. A pesar de los intentos persistentes de él por reconciliarse, ella se mantiene firme en su resolución de no permitirlo de nuevo en su vida. Mejor enfocó su energía en el trabajo y en fortalecer su relación con Lison, dejando atrás las sombras del pasado.Mientras veían una película "romántica" antigua, la sala estaba sumida en un silencio interrumpido solo por el sonido de los románticos diálogos de los protagonistas y los sollozos ocasionales de Libia, que no podía evitar conmoverse con la melosa boda de la pareja.Lison, notando la conmoción de Libia, decidió romper el silencio.—¿Te encuentras bien? —preguntó en tono serio, posando su mano sobre la de ella.Libia aspiró profundamente antes de responder.—Sí, solo es que estas escenas siempre me emocionan. Pero no es nada importante.Lison le sonrió de lado, sabiendo que había algo más en esas lágrimas. Se acercó y la abrazó con suavidad.—Libia, sabes que todo