Tres días después, Libia hablaba frente a la cámara sosteniendo una plancha de cabello, que prometía un efecto de salón en casa. La diferencia de otras menciones era la producción. Entre mayor cantidad de seguidores conseguía, las empresas de renombre se acercaban para ofrecer grandes sumas de dinero por publicidad.—Lo vamos a repetir por última vez —le explicó la editora.—Bien —contestó Libia sin estar del todo de acuerdo. Le dolía la espalda y las luces lastimaban su vista.Alfonso la observaba de lejos, su rostro serio escondía su molestia, pues ese asunto de Lison lo ponía mal. “¡Es un machista!, lo primero que te va a pedir cuando formalicen es que dejes los medios sociales”, le advirtió tras recibir el enorme arreglo de girasoles. Libia le aseguró que entre ellos no existía nada. No obstante, Alfonso era consciente del pequeño brillo en los ojos de la joven al hablar de él.—¿Puedo tomarme un descanso? —le preguntó a la mujer, sacándola de su concentración.La mujer se acomodó
Libia miraba por la ventana, tenía su atención fija en aquel terreno baldío frente a ella, en donde antes estaba un edificio de diez pisos destruido. En los últimos seis meses se cuestionó el porqué no era demolido. Y ante su inexistencia, sintió que algo le faltaba. —¿Todo está bien? —Tiodor la sujetó del hombro con delicadeza. Su visita resultó sorpresiva y grata.—Sí —aseguró Libia sin apartar su vista del lote.—¿Quieres comer? —No, estoy bien, no debías venir —se volvió hacia él—. No me creas tan frágil. Tiodor le acarició la barbilla con la yema de los dedos. —Nadie me ha obligado, estoy aquí porque quiero estar.Libia le sonrió, cerrando los ojos por unos segundos.—Gracias —le susurró, sintiendo cosquillas en el pecho.Ese día, Tiodor se fue a su departamento a altas horas de la noche. En ningún momento le dio a entender que fue con dobles intenciones, ya que de manera genuina se preocupaba por ella. Los días posteriores, ellos no perdieron comunicación.Alfonso se discu
Libia rememoraba los últimos eventos importantes de su vida: Firmó un contrato millonario con una marca de belleza para el cabello, llevaba junto a Tiodor unas cuantas semanas, por así decirse. Él le avisó que tendría que irse a Ipiranga, pero que en cuanto le fuera posible regresaría. Alfonso le consiguió otros tratos importantes con empresas.Él le envió un mensaje diciéndole que no era su intención irse de manera tan repentina, a lo que Libia le aseguró que no tenía que darle explicaciones. Muy dentro de sí, trataba de protegerse, repitiéndose el ya no ser la mendiga de antes.Ella recordó las veces que le sujetaba la barbilla y le plantaba suaves besos en los labios. No quería que su corazón se acelerara de esa forma, como si fuese un tambor al que golpean con demasiada fuerza. No obstante, negarse a esas sensaciones le resultaba imposible. ***En un parpadeo pasaron cinco días. Ante el montón de trabajo acumulado del que tuvo que hacerse cargo, se comunicó con Libia a través de
Tiodor rodó los ojos. —No encuentro el chiste.Libia no podía detener su risa, se limpió unas pequeñas lágrimas.Lison se cruzó de brazos, mirándola desafiante. Ella detuvo sus carcajadas.—¿Celoso? —preguntó Libia con una ceja arqueada, como si estuviera disfrutando de la situación.Tiodor frunció el ceño, tratando de ocultar sus sentimientos. —No sé de qué estás hablando —respondió desviando la mirada. Libia recordó las palabras de su psicólogo “no hagan drama donde no lo hay”. Se levantó del sofá, le puso su mano derecha en el pecho, y mirándolo, le dijo:—No lo tomes tan en serio. Alfonso es solo un amigo y socio, como te dije antes. Tú eres el único en mi mente en este momento —le aseguró.Tiodor sonrió de lado. Su expresión, que la mayor parte del tiempo era seria y fría, de repente brilló con calidez, mostrando un lado de él que rara vez dejaba ver.—Bueno, supongo que no puedo evitar ser un poco posesivo cuando se trata de ti —pensó en voz alta.El corazón de Libia latió co
Libia se encontraba en su elegante vestidor, cepillándose el cabello, miró a la cámara con una sonrisa encantadora.—¡Hola a todos mis seguidores! Hoy quiero compartir con ustedes uno de mis secretos de belleza. Como saben, siempre he buscado productos de calidad, me encanta cuidar de mi cabello. Y recientemente, he estado utilizando la plancha ‘SeduBelleza Pro’. Esta plancha ha sido un verdadero salvavidas para mantener mi cabello suave y con un aspecto increíble. Lo que me gusta es lo rápido que calienta y lo suave que es al deslizarla por el cabello. Además, tiene un control de temperatura ajustable que la hace perfecta en cualquier tipo de cabello. Si desean obtener resultados profesionales en casa, les recomiendo darle una oportunidad a ‘SeduBelleza Pro’. Estoy segura de que les encantará tanto como a mí. ¡Si tienen alguna pregunta o quieren saber más detalles, déjenme sus comentarios!Libia continuó su preparación con una sonrisa radiante.—Corte. Quedó perfecto —dijo la directo
En la cena de influencers, Libia se encontraba rodeada de sus colegas, todos ellos compartiendo el mismo entusiasmo por las redes sociales y el mundo de la moda. La música vibrante llenaba el ambiente.Libia, en lo que esperaba a Daniel Poza, se unió a un grupo de amigos influyentes y se tomaron fotos con el móvil, posando con estilo. Cada instantánea capturaba la diversidad de sus personalidades y estilos individuales, creando contenido que pronto compartirían en sus redes sociales.Mientras charlaban y reían, intercambiaban consejos y secretos sobre las últimas tendencias y trucos a fin de aumentar de seguidores. Libia miró de un lado a otro buscando si Daniel ya estaba ahí. En eso, Paula y Sole, dos influencers conocidas en el circuito, se le acercaron con curiosidad. Sabía que había cierta tensión en el aire debido al enfrentamiento reciente que había tenido con Albertorewiew en las redes sociales, el crítico que la había acusado de su pasado. Paula, con una sonrisa inquisitiv
A la mañana siguiente, Libia reflexionó sobre el día anterior y se dio cuenta de que, aunque no tuvieran sexo, el simple hecho de que Tiodor la abrazara con fuerza, la hizo sentirse tranquila, y asustada. No es lo mismo estar con alguien por una pasión desenfrenada que por una conexión íntima. Negó con la cabeza y su mente trajo el recuerdo de Daniel y sintió la necesidad de saber cómo estaba. Salió de la cama y fue directo a la sala a buscar su teléfono dentro de su bolso de mano.Luego de encontrarlo, marcó a Alfonso, preocupada por Daniel y deseando que estuviera estable. No solo de manera física sino también psicológicamente.Al paso de unos segundos, Alfonso, en su estilo brusco y directo, le comentó que no se preocupara.—Ese muchachito engreído está bien. Ni siquiera puede acabar con su vida, no hace nada bien, es un “blandito” de mucho cuidado —sus palabras eran crudas, despectivas, y expresó su frustración de una manera poco comprensiva.—Nunca has sido bueno para empatizar
Días después se enfrascó en una larga jornada de grabación del comercial de las planchas de cabello, Libia se acercó a Alfonso con una ceja alzada y un deje de preocupación en su voz.—Alfonso, ¿puedo hablar contigo? —dijo con una sonrisa forzada, tratando de ocultar su agotamiento.Alfonso se volvió hacia ella, frunciendo el ceño ligeramente antes de asentir.—Claro, ¿qué sucede, Libia?La chica se mordió el labio antes de continuar. —No pude evitar notar que hemos repetido este comercial muchas veces. ¿Hay algún problema en concreto con mi actuación?Alfonso la miró con una expresión tranquila. —No, Libia, todo está bien con tu actuación. De hecho, lo haces genial. El problema no eres tú, sino que la empresa quiere que cada comercial sea diferente, con una perspectiva fresca en cada uno.Libia asintió entendiendo la situación, pero no podía evitar sentirse un poco abrumada. —¿Cuántos comerciales más tengo que hacer? ¿Cuánto tiempo falta para terminar esto?Alfonso suspiró antes d