Al día siguiente, Lison se sumergió en los preparativos para la propuesta. Consciente de la creciente fama de Libia, sabía que un restaurante por más privado que fuera no sería el lugar más adecuado para un momento tan íntimo y personal. En su lugar, decidió llamar a alguien para organizarlo todo en la comodidad de su casa.Desde temprano, llegó la señorita Sonia, una mujer alta y de cabello rubio, ella sería la personas encargada de preparar cada detalle con esmero. Colocó velas por toda la casa, creando una atmósfera romántica y acogedora. La mesa del comedor estaba adornada con flores frescas y una elegante vajilla, lista para recibir a Libia en una velada inolvidable. Mientras tanto, Lison se esforzaba por mantener la calma, aunque la emoción y los nervios bullían en su interior. Repasaba mentalmente cada palabra que diría, cada gesto que haría, no quería verse como un idiota, deseaba que todo saliera perfecto. Cuando todo estuvo listo, la talentosa mujer y su equipo salieron de
Libia y Lison estaban disfrutando de una tarde tranquila en el parque, sentados en un banco bajo la sombra de un frondoso árbol. El sol brillaba suavemente y una suave brisa mecía las hojas a su alrededor. Estaban inmersos en una conversación animada, riendo y compartiendo pensamientos íntimos. La propuesta de matrimonio quedó como un simple recuerdo.De repente, el tono relajado se vio interrumpido cuando sus teléfonos móviles comenzaron a sonar al unísono. Ambos sacaron sus dispositivos, curiosos por la causa de la interrupción. Lison contestó la llamada entrante, mientras que libia leyó atenta el mensaje de texto que le mandó su nuevo manager, sus rostros se llenaron de sorpresa al descubrir una publicación que los capturaba juntos en el parque.Libia sintió cómo el corazón le latía con fuerza en el pecho mientras leía los comentarios llenos de especulaciones y juicios. La paz que había sentido momentos antes se desvaneció, reemplazada por una sensación de vulnerabilidad y exposici
Lison regresó al departamento de Libia con paso decidido pero calmado. Encontró a Libia más serena, lista para hablar y resolver las tensiones entre ellos. Con una mezcla de arrepentimiento y determinación, Libia se disculpó por no haberle contado sobre la inseminación artificial de manera clara y directa. Explicó sus motivos, admitiendo que temía la reacción de Lison y que no quería presionarlo.—Siento haberte dado un mensaje equivocado, claro que eres importante para mí —le dijo mirándolo a los ojos, intentando demostrarle que sus palabras eran genuinas.Lison la escuchó con atención, su rostro suavizándose a medida que comprendía los sentimientos de Libia. Con un gesto cariñoso, le tomó el rostro entre sus manos y le dio un tierno beso en los labios, expresando su perdón y su deseo de seguir adelante juntos.Después de un momento de silencio, habló con voz suave pero firme. Le dijo a Libia que, si quería que lo perdonara de verdad, debía dar un paso importante: visitar su casa en
Lison cortó la llamada de golpe, tenía ganas de despedazar el maldito aparato. —Te organizaron una bienvenida en casa de mi madrastra. —Se masajeó la sien, apenas volvía y esa estúpida gente ya estaba haciendo de las suyas.—Oh —exclamó Libia—, ¡que personas tan lindas!—Estúpidas querrás decir.—Es tierno que organicen algo por mi llegada… a mí me parece muy dulce.Lison soltó un suspiró, no tenían ni tres horas de haber llegado y su familia ya les agendó actividades para los próximos tres días.***A las 9pm, la casa de la señora Giselle se llenó de risas y música brasileña, mientras Libia se sumergía en la atmósfera festiva de la fiesta de bienvenida organizada por Katherine. Aunque Lison no estaba completamente convencido con la idea, Libia estaba encantada con la temática y la energía vibrante que llenaba el ambiente. Todos se portaban tan amables con ella y la trataban con tal calidez como si la conocieran de muchos años. Mientras disfrutaba de la música y los sabores exóticos
Lo primero que llegó a la mente de Libia al despertarse fue un torbellino de recuerdos de la noche anterior. La fiesta de la familia de Lison, los juegos divertidos que habían planeado donde, en medio de risas y bromas, habían simulado casarse. Pero algo en su interior le decía que todo eso era solo una ilusión, un juego pasajero que no tenía repercusiones reales.Sin embargo, antes de que pudiera llegar a una conclusión, la voz de Tiodor resonó a su lado con una sonrisa de sorna.―"¿Qué tal la noche de casamiento, señora? ―dijo con un tono divertido, pero al mismo tiempo serio.Libia se quedó en shock por un momento, procesando las palabras de Tiodor. ―¿Qué? ¿Estás bromeando, verdad? ―preguntó, mirándolo con incredulidad.Pero Tiodor negó con la cabeza, manteniendo su sonrisa. ―No. Todo fue real. Firmamos el acta de matrimonio y ahora somos legalmente esposos ―explicó con calma.Un estallido de risas escapó de los labios de Libia, una risa que mezclaba incredulidad y asombro. ―¡No
Daniel miraba la última transmisión de Libia Musso. El acuerdo había terminado, y ante la opinión pública habían tenido algo así como una relación, aunque en la vida real esto estaba muy alejado de la realidad. Horas después, el joven tocó el timbre de la casa de Libia, se sentía en deuda con ella y quería de alguna manera darle un obsequio como muestra de su gratitud.―Chico ―lo saludó Jairo, el imponente guardaespaldas de la familia Lison.―Le mandé mensaje a Libia ―explicó Daniel, pensando en cómo es que Tiodor Lison conseguía a sus empleados, ¿acaso hacía casting y ganaba el más aterrador?―. Buenas tardes, por cierto.―Pasa ―contestó Jairo con su marcado acento portugués, haciéndose a un lado para permitirle la entrada.Daniel se adentró en la lujosa residencia, quedándose atrapado en sus pensamientos. La casa de Libia era muy bonita, elegante y siempre irradiaba calidez. Los muebles de diseño, las obras de arte en las paredes y la iluminación perfecta creaban un ambiente sofistic
Era una noche oscura y tormentosa. Tiodor Lison se revolvía inquieto en su cama, mientras su esposa dormía plácidamente a su lado, con su vientre abultado por el embarazo. De repente, Tiodor se despertó sobresaltado, con el corazón acelerado y la frente perlada de sudor frío.En su pesadilla, se encontraba en el hospital, junto a la cama de Libia. Ella yacía pálida e inmóvil, con los ojos cerrados y el rostro sin expresión. A su alrededor, los médicos y enfermeras se movían frenéticamente, gritando órdenes y tratando desesperadamente de salvarla a ella y al bebé. Pero era demasiado tarde. Con un último suspiro, Libia se había ido para siempre, llevándose consigo a su hijo no nacido.Tiodor se sentó en la cama, tratando de calmar su respiración agitada. Desde que el doctor les había advertido sobre los riesgos del embarazo de Libia, las pesadillas habían sido una constante en sus noches. Cada vez eran más vívidas, más aterradoras.Libia se despertó y vio a su esposo sentado, con la mir
Dos años y medio después, esa pequeña personita se había encargado de poner sus vidas de cabeza. Ahora, la más mínima cosa lo hacía llorar; a su vez, la mínima cosa le sacaba carcajadas.―Tadeu, amor, ven. Si te subes ahí, te vas a caer ―pedía Libia con voz dulce.―¡Pintinho! ―exclamaba el niño una y otra vez, como diciendo que ese era su verdadero nombre.El pequeño corría por toda la casa con solo su pañal puesto.―¿Por qué no trae ropa? El clima está fresco ―preguntó Tiodor.―Ya le puse ropa como mil veces. En un segundo lo vuelvo a vestir ―respondió Libia con un suspiro.―Déjame a mí, yo lo hago ―se ofreció Tiodor, sonriendo ante la energía inagotable de su hijo.***Tiodor estaba concentrado en su trabajo, tecleando en su computadora y revisando documentos importantes. El suave murmullo de la televisión en la sala de estar y el lejano sonido de Libia tarareando en la cocina creaban una atmósfera hogareña y tranquila. De repente, sintió un pequeño tirón en su pantalón que lo sacó