En esos precisos momentos, el tiempo parecía detenerse abruptamente para mí. Mi padre tosió sangre a un lado, agonizante. Estaba sufriendo y retorciéndose por el dolor, desparramado en la hierba reseca de las afueras de la mansión.Cuando Mark me atacó, no me defendí, sino que me resigné y me entregué a la situación. Cerré los ojos, sin luchar ni oponer resistencia. El lobo cayó encima de mí y sus colmillos rasgaron lentamente mi cuello.—Ahora, morirás Sara. —dijo él, con la misma voz con la que antes me había dicho Te amo.Lo miré directamente a los ojos, parte de mí, quería estar solo a su lado, decirle que pronto sería padre. Que nuestra historia de amor había revivido por fin, que mi memoria había regresado.Sin embargo, no lograría creerme jamás. Era culpa de Zem, sus planes hicieron que estuviéramos separados y que nuestros caminos se alejaran del amor y se quedaran solo en el odio.—Anda, mátame ahora. —contesté, la fuerza de mi voz aumentó drásticamente. —¡Hazlo ahora! —grité
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