El sudor helado de mi frente comenzó a caer, cuando me detuve al lado de un gran cedro para descansar. Era el comienzo del bosque de los Exiliados, pero para llegar aquí había tenido que utilizar todas mis fuerzas. El antídoto del frasco había sido muy poderoso, tanto que me había librado del control de Zem. Ahora, no tenía que hacerle caso ni rendirle cuentas.Mi viaje había sido largo y tensionado. Al colocar toda la poción sobre mí, el control mental de Zem me abandonó por completo y me sentí increíblemente libre. Pero eso me obligó a buscar a mi madre y a llevarla a un lugar a salvo, en el mundo humano, donde a Zem le costaría llegar. De igual forma nadie estaba a salvo, ahora que había desatado una guerra terrible.Recuperar los recuerdos junto a Mark me hizo sentir una enorme culpa, yo lo había traicionado, utilizado y había roto su corazón. Él tendría razón si me odiara, yo tomé su corazón y lo estrujé cuando el más me necesitaba.Arrodillada frente al enorme árbol, dejé de mos
Cuando la anciana juró lealtad hacia mí, le indiqué cual sería su primer trabajo. Necesitaba hacer que los pálidos tuvieran una debilidad infranqueable. Yo me había mostrado débil estos últimos días y ahora, era el momento de demostrar mi fuerza.—No comprendo que es lo que me pide, señor. —dijo la anciana, tartamudeando en su nuevo boticario.Le concedí una de las habitaciones que poseía las hierbas y objetos que podría utilizar para su trabajo. Era ahora la bruja de la manada, tendría que hacer todos los brebajes que mi manada le pidiera. Adren se acercó a ella con desconfianza.—Las brujas no son de fiar. —observó él, desconfiado. Adren todavía no me veía con el respeto de siempre, pero era mi hermano. —Puede traicionarnos en cualquier momento, como…Se detuvo antes de continuar diciendo el nombre de aquella persona. No era importante para mí, el amor se extinguió por completo de mi cuerpo. Nada me detenía para cumplir con mis planes.—Le debo mi vida al Rey Alpha Mark, no los trai
(Sara)Aquel hombre me acababa de hacer notar algo que, había cambiado por completo mi vida. Me quedé helada, al mismo tiempo que la fuerza comenzaba a crecer dentro de mí. Pronto sería madre, estaba embarazada y quien sabe de cuanto tiempo. No se notaba tanto a simple vista, pero el hombre debía tener alguna clase de intuición.Me quedé callada, con las manos sobre mi vientre, al tiempo en el que sentía la presencia de vida dentro de mí. Era algo maravilloso y a la vez. La tristeza de saber que su padre no tendría recuerdos de nuestra relación, era un trago amargo de digerir. Mark no tenía idea de lo nuestro, lo sabía porque si no el jamás habría secuestrado a mi padre.Las lágrimas rodaron por mis mejillas heladas. El silencio reinaba, el hombre se había quedado a mi lado observando la situación. Tomé aire, respirando con dificultad por los nervios.—Gracias por decirme esto. Es usted muy sabio. —dije, con una sonrisa. Me costó poder sonreír, con tanta preocupación encima. —Me alegr
El aroma de mi padre llegaba entre los árboles, más específicamente entre los pinos. Allí fue donde descubrí el rastro de sangre que se extendía entre la hierba seca. Eran gotas esparcidas que creaban un camino. Verlas hizo que mis escalofríos se duplicaran, porque quería decir que él se hallaba herido.Corrí lo más rápido que pude buscándolo, con el corazón latiéndome a mil. Llegué hasta la parte de los rosales, donde vi su silueta tendida en el suelo, esforzándose por respirar.Me abalancé sobre la hierba e intenté reanimarlo.—¡Papá! —grité, con la voz desgarrada por el dolor. —Papá por favor reacciona…Él se quejó, sosteniéndose el brazo.—Hija… Sara… Santo cielo, estás aquí. —dijo él, con una sonrisa marcada por el dolor y el encuentro.Lo abracé, estrechándolo entre mis brazos con una alegría inconmensurable. Era un milagro que estuviera a mi lado en estos momentos. El puso su mano en mi frente.—Tranquila hija, tengo herido el brazo… Es que al escapar corrí lo más rápido que pu
En esos precisos momentos, el tiempo parecía detenerse abruptamente para mí. Mi padre tosió sangre a un lado, agonizante. Estaba sufriendo y retorciéndose por el dolor, desparramado en la hierba reseca de las afueras de la mansión.Cuando Mark me atacó, no me defendí, sino que me resigné y me entregué a la situación. Cerré los ojos, sin luchar ni oponer resistencia. El lobo cayó encima de mí y sus colmillos rasgaron lentamente mi cuello.—Ahora, morirás Sara. —dijo él, con la misma voz con la que antes me había dicho Te amo.Lo miré directamente a los ojos, parte de mí, quería estar solo a su lado, decirle que pronto sería padre. Que nuestra historia de amor había revivido por fin, que mi memoria había regresado.Sin embargo, no lograría creerme jamás. Era culpa de Zem, sus planes hicieron que estuviéramos separados y que nuestros caminos se alejaran del amor y se quedaran solo en el odio.—Anda, mátame ahora. —contesté, la fuerza de mi voz aumentó drásticamente. —¡Hazlo ahora! —grité
—¡Habla ahora! —ordenó Mark, con los ojos enrojecidos por la rabia.La bruja, con su mano temblorosa, todavía lo señalaba. Aunque el miedo estaba en sus ojos, ella continuó hablando, extrayendo un frasco de poción en su bolsa. Ella lo sostuvo entre sus manos y comenzó a recitar unas palabras. Era una especie de hechizo.“El Lobo Alfa dará su espíritu y carne para el prisionero maldecido por la muerte”Eran las palabras que la mujer repetía en voz baja, murmurando. No comprendía a lo que se estaba refiriendo, hasta que llegó la última parte y Mark palideció.—Es una vida a cambio de otra. —dijo él, con voz solemne. —Pagaré el precio de mi crueldad.Solté un grito de rabia, mientras sostenía a mi padre y aferraba sus manos a las mías. Para salvarlo, Mark tendría que morir. Él había sido el culpable de su envenenamiento y debía tomar el veneno para que mi padre se salvara. Las brujerías eran un mal en la tierra y lo comprendía ahora, ese precio era insoportable de pagar.—La magia de las
—He recuperado la memoria, al igual que Mark. Los dos hemos despertado del sueño. —murmuré, sabía que no querrían escucharme.El momento de solemnidad y duelo había llegado a su fin. Los lobos se habían despedido de su antigua Alfa. Los hermanos habían dejado partir a su padre, Adren y Mark aullaron por última vez para recordarlo. La tensión se empezó a desperdigar por el territorio, la pelea pronto comenzaría. Yo era una vampira y eso no cambiaría, éramos enemigos naturales. Pronto, la sangre se volvería a derramar.—Huele a traidor. Huele a muerto vivo. —dijo Tanya, olfateando hacia mi dirección.La loba comenzó a acercarse mientras gruñía, con los ojos entrecerrados. Su imponente tamaño me hizo sentir un poco pequeña. Ahora que mi mente había regresado a la normalidad, el temor también había regresado a mi cuerpo. Tanya olfateó el miedo, al igual que Kily, que se acercaba, acechando a su futura presa.Me puse de pie, volviendo a repetir las mismas palabras.—Tengo la memoria de mi
Así sería entonces esta pelea, yo contra él y nadie que pudiera ayudarme. Lo deduje cuando desapareció, apenas los lobos ingresaron para ayudarme. Por mucho que olfatearon, el rastro de Zem no existía. Porque sus poderes eran diferentes, el estaba conectado conmigo porque yo tenía poderes gracias a él. Era una triste relación que no quería aceptar.—¿Qué ha pasado? —preguntó Kily, mirando los fragmentos de espejo roto en el piso.Brillaban, parpadeantes. Pero la imagen de Zem ya no estaba. No podría volver a ver un espejo si no quería que me espiara. Los escondería a todos, los rompería si era necesario. Pero no me iba a espiar nunca más.—Ha estado aquí. —confesé, a pesar de que había pensado en ocultarlo. —Zem me ha hablado en el espejo. Somos vampiros, podemos comunicarnos de ese modo.—¿Qué dices? —Kily examinó los fragmentos de espejo. —No es posible, odio a los vampiros. —dijo con desprecio.No me dolió, no me identificaba con Zem. Mark me estrechó contra su pecho para protegerm