ACECHO DE ENEMIGO

Así sería entonces esta pelea, yo contra él y nadie que pudiera ayudarme. Lo deduje cuando desapareció, apenas los lobos ingresaron para ayudarme. Por mucho que olfatearon, el rastro de Zem no existía. Porque sus poderes eran diferentes, el estaba conectado conmigo porque yo tenía poderes gracias a él. Era una triste relación que no quería aceptar.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Kily, mirando los fragmentos de espejo roto en el piso.

Brillaban, parpadeantes. Pero la imagen de Zem ya no estaba. No podría volver a ver un espejo si no quería que me espiara. Los escondería a todos, los rompería si era necesario. Pero no me iba a espiar nunca más.

—Ha estado aquí. —confesé, a pesar de que había pensado en ocultarlo. —Zem me ha hablado en el espejo. Somos vampiros, podemos comunicarnos de ese modo.

—¿Qué dices? —Kily examinó los fragmentos de espejo. —No es posible, odio a los vampiros. —dijo con desprecio.

No me dolió, no me identificaba con Zem. Mark me estrechó contra su pecho para protegerm
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