—¡Ayuda por favor! —gritó la niña nuevamente, mientras los vendedores corrían a socorrer a Angie.Me quedé parada allí, sin moverme ni un centímetro por la conmoción. Uno de los empleados llamaba a Emergencias para que vinieran a socorrerla. Nadie había visto exactamente lo que había sucedido. No podrían tampoco, yo poseía una gran velocidad y el golpe que le di era imposible de ver ante el ojo de un humano. Nadie me culparía por su accidente, la gente pensaría que se tropezó o que algo más ocurrió.Sin embargo, verla allí, sufriendo en el suelo, sin poder levantarse, hizo que no pudiera retirarme de allí y hacer como si nada hubiera ocurrido.Una idea surgió en mi mente y extraje de mi bolso la pequeña libreta del difunto hombre. En ella, comencé a leer rápidamente las anotaciones. Eran especificaciones de los frascos de pociones, una especie de inventarios. Pero no había mucha explicación de lo que podían hacer, porque el hombre ya lo sabía y quizás lo daba por asumido.Se me ocurri
—Yo… Yo amé a un hombre… —empecé a decir, tartamudeando por la ansiedad. El aroma de las flores inundó mi nariz, aunque allí no hubiera ninguna planta, era como si los recuerdos me llenaran de felicidad. Entonces, comencé a sentir la necesidad de saber mucho más sobre el hombre, quien era, porque me gustaba tanto… —¿Eso crees? —Zem apretó mi brazo, mirándome fijamente. Su apariencia de vampiro era más fuerte cuando estaba molesto. Sus ojos eran más penetrantes y se hacía más atractivo, a él no le pasaban los años y tenía en su esencia algo embriagador que cautivaba a todas las chicas. Pero no a mí, yo nunca podría amar a Zem, el no era el amor de mi vida. El hombre de mis recuerdos si lo era, estaba tan cerca de recordarlo todo. Solo necesitaba el resto del interior del frasco para recuperar nuevamente mi memoria. Estaba al alcance de mi mano y solo… Tenía que arrebatárselo a él, a Zem, al vampiro más poderoso que había conocido alguna vez en mi vida. —Dame el frasco, te lo estoy
El sudor helado de mi frente comenzó a caer, cuando me detuve al lado de un gran cedro para descansar. Era el comienzo del bosque de los Exiliados, pero para llegar aquí había tenido que utilizar todas mis fuerzas. El antídoto del frasco había sido muy poderoso, tanto que me había librado del control de Zem. Ahora, no tenía que hacerle caso ni rendirle cuentas.Mi viaje había sido largo y tensionado. Al colocar toda la poción sobre mí, el control mental de Zem me abandonó por completo y me sentí increíblemente libre. Pero eso me obligó a buscar a mi madre y a llevarla a un lugar a salvo, en el mundo humano, donde a Zem le costaría llegar. De igual forma nadie estaba a salvo, ahora que había desatado una guerra terrible.Recuperar los recuerdos junto a Mark me hizo sentir una enorme culpa, yo lo había traicionado, utilizado y había roto su corazón. Él tendría razón si me odiara, yo tomé su corazón y lo estrujé cuando el más me necesitaba.Arrodillada frente al enorme árbol, dejé de mos
Cuando la anciana juró lealtad hacia mí, le indiqué cual sería su primer trabajo. Necesitaba hacer que los pálidos tuvieran una debilidad infranqueable. Yo me había mostrado débil estos últimos días y ahora, era el momento de demostrar mi fuerza.—No comprendo que es lo que me pide, señor. —dijo la anciana, tartamudeando en su nuevo boticario.Le concedí una de las habitaciones que poseía las hierbas y objetos que podría utilizar para su trabajo. Era ahora la bruja de la manada, tendría que hacer todos los brebajes que mi manada le pidiera. Adren se acercó a ella con desconfianza.—Las brujas no son de fiar. —observó él, desconfiado. Adren todavía no me veía con el respeto de siempre, pero era mi hermano. —Puede traicionarnos en cualquier momento, como…Se detuvo antes de continuar diciendo el nombre de aquella persona. No era importante para mí, el amor se extinguió por completo de mi cuerpo. Nada me detenía para cumplir con mis planes.—Le debo mi vida al Rey Alpha Mark, no los trai
(Sara)Aquel hombre me acababa de hacer notar algo que, había cambiado por completo mi vida. Me quedé helada, al mismo tiempo que la fuerza comenzaba a crecer dentro de mí. Pronto sería madre, estaba embarazada y quien sabe de cuanto tiempo. No se notaba tanto a simple vista, pero el hombre debía tener alguna clase de intuición.Me quedé callada, con las manos sobre mi vientre, al tiempo en el que sentía la presencia de vida dentro de mí. Era algo maravilloso y a la vez. La tristeza de saber que su padre no tendría recuerdos de nuestra relación, era un trago amargo de digerir. Mark no tenía idea de lo nuestro, lo sabía porque si no el jamás habría secuestrado a mi padre.Las lágrimas rodaron por mis mejillas heladas. El silencio reinaba, el hombre se había quedado a mi lado observando la situación. Tomé aire, respirando con dificultad por los nervios.—Gracias por decirme esto. Es usted muy sabio. —dije, con una sonrisa. Me costó poder sonreír, con tanta preocupación encima. —Me alegr
El aroma de mi padre llegaba entre los árboles, más específicamente entre los pinos. Allí fue donde descubrí el rastro de sangre que se extendía entre la hierba seca. Eran gotas esparcidas que creaban un camino. Verlas hizo que mis escalofríos se duplicaran, porque quería decir que él se hallaba herido.Corrí lo más rápido que pude buscándolo, con el corazón latiéndome a mil. Llegué hasta la parte de los rosales, donde vi su silueta tendida en el suelo, esforzándose por respirar.Me abalancé sobre la hierba e intenté reanimarlo.—¡Papá! —grité, con la voz desgarrada por el dolor. —Papá por favor reacciona…Él se quejó, sosteniéndose el brazo.—Hija… Sara… Santo cielo, estás aquí. —dijo él, con una sonrisa marcada por el dolor y el encuentro.Lo abracé, estrechándolo entre mis brazos con una alegría inconmensurable. Era un milagro que estuviera a mi lado en estos momentos. El puso su mano en mi frente.—Tranquila hija, tengo herido el brazo… Es que al escapar corrí lo más rápido que pu
En esos precisos momentos, el tiempo parecía detenerse abruptamente para mí. Mi padre tosió sangre a un lado, agonizante. Estaba sufriendo y retorciéndose por el dolor, desparramado en la hierba reseca de las afueras de la mansión.Cuando Mark me atacó, no me defendí, sino que me resigné y me entregué a la situación. Cerré los ojos, sin luchar ni oponer resistencia. El lobo cayó encima de mí y sus colmillos rasgaron lentamente mi cuello.—Ahora, morirás Sara. —dijo él, con la misma voz con la que antes me había dicho Te amo.Lo miré directamente a los ojos, parte de mí, quería estar solo a su lado, decirle que pronto sería padre. Que nuestra historia de amor había revivido por fin, que mi memoria había regresado.Sin embargo, no lograría creerme jamás. Era culpa de Zem, sus planes hicieron que estuviéramos separados y que nuestros caminos se alejaran del amor y se quedaran solo en el odio.—Anda, mátame ahora. —contesté, la fuerza de mi voz aumentó drásticamente. —¡Hazlo ahora! —grité
—¡Habla ahora! —ordenó Mark, con los ojos enrojecidos por la rabia.La bruja, con su mano temblorosa, todavía lo señalaba. Aunque el miedo estaba en sus ojos, ella continuó hablando, extrayendo un frasco de poción en su bolsa. Ella lo sostuvo entre sus manos y comenzó a recitar unas palabras. Era una especie de hechizo.“El Lobo Alfa dará su espíritu y carne para el prisionero maldecido por la muerte”Eran las palabras que la mujer repetía en voz baja, murmurando. No comprendía a lo que se estaba refiriendo, hasta que llegó la última parte y Mark palideció.—Es una vida a cambio de otra. —dijo él, con voz solemne. —Pagaré el precio de mi crueldad.Solté un grito de rabia, mientras sostenía a mi padre y aferraba sus manos a las mías. Para salvarlo, Mark tendría que morir. Él había sido el culpable de su envenenamiento y debía tomar el veneno para que mi padre se salvara. Las brujerías eran un mal en la tierra y lo comprendía ahora, ese precio era insoportable de pagar.—La magia de las